El proyecto de criptomoneda de Sam Altman, Worldcoin Foundation, está desplegando sus servicios en todo el mundo, incluso cuando la compañía cofundada por el jefe de OpenAI se enfrenta a la oposición regulatoria en Estados Unidos.
La startup con sede en Berlín y San Francisco anunció que su tecnología, incluido su token Worldcoin —una criptomoneda rastreable en el blockchain que requiere que los usuarios demuestren primero su identidad—, estará disponible en 35 ciudades de 20 países.
El elemento central del esfuerzo es un “orbe” físico de escaneo ocular que los fundadores de Worldcoin dicen que es necesario para un futuro en el que distinguir entre humanos y robots será cada vez más difícil debido al auge de la tecnología de inteligencia artificial. Una vez que los usuarios demuestren que no son robots, podrán recibir uno de los tókenes de la compañía.
Pero los objetivos de la empresa se ven obstaculizados por las medidas enérgicas de los reguladores estadunidenses contra los activos digitales que se basan en los temores de que las criptomonedas se utilicen como vehículo para la especulación y el fraude. Por este motivo, los tókenes Worldcoin no estarán disponibles por el momento en Estados Unidos.
“Cuando empezamos a pensar en esto, no creímos que acabaría siendo ‘el mundo menos la moneda de Estados Unidos’ y aquí estamos”, declaró Altman a Financial Times. “Yo diría que 95 por ciento de la población a escala mundial no vive en Estados Unidos; la nación no hace ni deshace un proyecto como éste”, agregó.
El despliegue de Worldcoin se produce en un momento en el que la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados —como el lanzamiento del chatbot ChatGPT, de OpenAI, el año pasado— y coincide con un periodo de agitación sin precedente para los tókenes digitales y el sector de las criptomonedas en general.
Una crisis de confianza envolvió a la industria el año pasado, algo que provocó el colapso de empresas de referencia como FTX y Celsius, y llevó a los organismos reguladores a emitir una serie de medidas represivas contra los proyectos especulativos de criptomonedas.
A pesar de los obstáculos regulatorios, los inversionistas destinaron alrededor de 250 millones de dólares a Worldcoin, entre ellos los grupos de capital de riesgo Andreessen Horowitz y Khosla Ventures, el empresario de internet Reid Hoffman y, antes del colapso de su imperio FTX, Sam Bankman-Fried.
Alex Blania, cofundador de Worldcoin, dijo que la compañía no puede decir mucho sobre sus ambiciones comerciales debido al escrutinio regulatorio en Estados Unidos.
Sin embargo, el proyecto “generará dinero”, de acuerdo con Tiago Sada, responsable de producto de la compañía. “Todos nuestros productos tienen el objetivo de obtener utilidades. Con el tiempo habrá un montón de monederos y experiencias diferentes que generarán dinero”, añadió.
Worldcoin también esbozó planes para retener alrededor de 20 por ciento de todos los tókenes que emita, utilizando su valor para financiar “la producción de orbes y el desarrollo inicial del protocolo, así como el desarrollo y mantenimiento del ecosistema”.
Altman admite que la tecnología de escaneado ocular tiene “un claro factor repulsivo”, pero confía en que, con una explicación adecuada, la empresa pueda atraer a los usuarios.
“En las criptomonedas ha habido muchos malos actores y eso es una verdadera lástima… tenemos que ganarnos la confianza de la gente, esa es la razón por la que estamos explicando tanto sobre cómo funciona la tecnología y la hoja de ruta para descentralizar la compañía”, indicó Altman.