Vamos a la mitad del segundo platillo cuando Janet Yellen me detiene. “Esta es tu entrevista”, dice amablemente, “pero hay un área que me gustaría abordar”. Cedo la agenda y la economista de 72 años de edad comienza a diseccionar lo que considera son las tendencias preocupantes en el sector financiero de Estados Unidos (EU).
Su mandato de cuatro años como la persona más poderosa en las finanzas en el mundo, que terminó en febrero de este año, confirma esa impresión. Yellen demostró ser una presidenta muy eficaz en la Reserva Federal de EU (Fed), unificando un organismo rebelde hacia una salida suave de la política monetaria.
Me reuno con Yellen en Al Tiramisu, un restaurante italiano en el noroeste de Washington DC. Ella tiene la costumbre de llegar temprano, así que llego 10 minutos antes. Pero cuando entro al establecimiento, me doy cuenta de que Yellen llegó antes.
Ya pasó casi un año desde que el presidente de EU, Donald Trump, rechazó la candidatura de Yellen para un segundo mandato como presidenta de la Fed. Desde su partida, las relaciones entre Trump y la Fed se han vuelto de encono, ya que el mandatario reprende al nuevo presidente, Jay Powell, por elevar las tasas de interés.
Powell se mantiene imperturbable ante la embestida, pero ahora que Yellen está afuera y trabaja en el grupo de expertos de Brookings, no tiene ese tipo de limitaciones. “Creo que él tiene el potencial de socavar la confianza en la institución”, dice sobre el ataque verbal de Trump.
El peligro, argumenta, no se limita a la Fed; se extiende a otras instituciones, entre ellas el FBI y los medios de comunicación. Los ataques “reducen la legitimidad y el prestigio de las instituciones en las que el público tiene confianza. Creo que destruyen la estabilidad social y económica”, dice. Llega un mesero y despliega una lista detallada de especiales. Los dos nos decidimos por prosciutto con mozzarella de búfala y pimientos amarillos.
Al hablar de sus años como presidenta de la Fed, Yellen reconoce que su periodo fue más tranquilo que el de su predecesor Ben Bernanke, quien presidió la crisis financiera de 2007-2009. Pero de ninguna manera fue “pan comido”, dice ella.
El desafío clave fue reconocer que la economía aún era frágil cuando asumió el cargo en 2014, y que había poco margen para estimular el crecimiento si la recuperación volvía a caer. “Una falla en la comunicación probablemente no habría tenido un gran efecto, pero un traspié en las políticas podría tenerlo”, dice.
Su enfoque cauteloso al endurecimiento ha dado frutos: EU está en un auge, con el desempleo en su nivel más bajo desde la década de 1960. Pero eso no significa que la política siempre haya sido a la manera de Yellen. Un banco central necesita “mostrar menos timidez”, dice Yellen, quien fue fuertemente influenciada por James Tobin en la capacidad de un gobierno para combatir las recesiones.
Después de terminar las entradas, Yellen come pappardelle con champiñones, mientras yo comienzo con un plato de raviolis con espinacas y salvia.
Dado el agitado contexto político de nuestra reunión, tengo curiosidad por los giros y vueltas en su relación con Trump.
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Yellen admite que observó con cautela los tuits presidenciales mientras elevaba las tasas, pero dice que nunca intentó influir en sus decisiones políticas, ni en público ni tras bambalinas. Sin embargo, cuando se trataba de nombramientos, no tenía ninguna duda de que Trump quería a su propio candidato en la presidencia del banco central.
La expresidenta de la Fed dice que tiene confianza en Powell. No obstante, ella cree que el presidente tuvo dudas de último momento en negarle otro término. “Creo que cuando salí de esa entrevista, pensó: ‘Caray, ella es realmente buena y me gusta’”, dice.
Sería interesante saber qué es lo que piensa hoy Trump. A pesar de las preocupaciones anteriores de Powell, su enfoque como presidente ha sido una continuación del ajuste gradual de Yellen, y las tasas aún son bajas, de solo 2 a 2.25%. Sin embargo, Trump ya comenzó con críticas sobre el aumento de las tasas que lleva a cabo Powell.
Le pregunto a Yellen por qué le preocupan los ataques. “Si el público pierde la confianza en la Fed de manera seria, eso se va a reflejar en las acciones del Congreso hacia el banco central”, y agrega: “Es demasiado pronto para criticarnos, piensa en lo que sucederá más adelante a medida que se desacelere la economía”.
Janet Yellen nació en 1946 y se crió en Bay Ridge, provenía de una familia unida. Y aunque sus habilidades en matemáticas eran formidables, decidió ir a la Universidad de Brown para ingresar al campo de la Economía.
El hecho de que Trump no la haya vuelto a nominar a la Fed marcó una derrota para las mujeres en una profesión dominada por hombres, pero ella dice que no escuchó nada que sugiriera que el sexismo era parte de ello. La propia Fed se enfrentó a una creciente presión para impulsar la participación de las minorías y las mujeres, y Yellen deja claro que esto también es un trabajo en progreso. “No hay una cartera muy grande de mujeres en el campo”, comenta.
Yellen regresa a Brookings a pie. Es un contraste con los automóviles negros del gobierno que la llevaban por la ciudad hasta hace unos pocos meses. Donald Trump puede haber privado a Yellen de la parafernalia de los altos puestos, pero claramente no tiene la intención de retirarse en el silencio.