La era del autobot

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Para sobrevivir, la industria automotriz debe ganar experiencia en los algoritmos de autoconducción y los servicios de streaming.

Waymo desarrolló una ventaja dominante desde su fundación en 2019, ahora los analistas proyectan que se llevarán 60% de los ingresos en 2030 (EFE).
Patrick McGee
Ciudad de México /


En 2007, General Motors (GM) celebró ser la automotriz más grande del mundo por 76 años consecutivo. Tenía 25,000 millones de dólares (mdd) en efectivo para inverir. Pero 18 meses después, estaba en bancarrota. La industria automotriz se encuentra entre las que más capital requiere del mundo: si la economía se deteriora, los activos se convierten en pasivos de un día para otro.

Entonces, cuando los bonos hipotecarios explotaron en 2008 causando una recesión, a la industria automotriz le fue mal. Eso es lo que hace que los consultores del sector automotriz en Bain estén tan preocupados. 

Temen que los fabricantes de autos estén a punto de recibir un golpe doble: primero, proyectan una recesión en Estados Unidos (EU). Después, un número creciente de baby boomers se retirará, causando un declive en las ventas de automóviles en EU, que podrían disminuir de 17 millones, el año pasado, a solo 11.5 millones para 2025.

 Este es el mismo nivel que se vio en 2008- 2009, y que provocó que GM y Chrysler fueran a la bancarrota y Ford sufriera una pérdida de 14,600 mdd. "El colapso en las ventas de automóviles en los próximos años podría ser tan fuerte como ocurrió durante la gran recesión, solo que esta vez, la demanda será menor y permanente”, dice Mark Gottfredson, socio de Bain.

Hay esperanza

 Si las automotrices juegan bien sus cartas, podrían salvarse con lo que GM calificó como “la mayor oportunidad de negocios desde internet”. 

El posible salvador es el ascenso de los robotaxis, el transporte compartido y los vehículos sin conductor, que Bain espera que se convierta en la corriente principal en los próximos seis y ocho años.

Los analistas de UBS estiman que sus ingresos en 2030 se ubicarán entre 1.3 y 2.8 millones de mdd, un pronóstico que se basa en los robotaxis, que representan 12% de las ventas de autos nuevos.

 Para 2050, cuando es probable que sean más comunes, el fabricante de chips Intel proyecta una economía de pasajeros con un valor de 7 millones de mdd.

 Las ventas globales de vehículos se encuentran actualmente en 2 millones de mdd. Las marcas de automóviles generalmente ganan 2,000 dólares por unidad. Eso es solo 0.01 dólares por kilómetro durante la vida útil de un vehículo, mientras que para los robotaxis “el potencial es de 20 a 25 centavos por kilómetro”, dice Andreas Tschiesner, líder para el sector automotriz en McKinsey.

 Para hacer realidad este potencial, la industria necesitará actualizar todo su modelo de negocio. El reto para ellos es ganar experiencia en los algoritmos de autoconducción, entretenimiento dentro del automóvil, servicios de streaming y administración de flotas para servicios de solicitud de transporte, que serán fundamentales para esta nueva era. 

Afortunadamente, hubo una explosión de pequeñas empresas que desarrollaron las habilidades y las tecnologías que las automotrices pueden utilizar. 

De acuerdo con McKinsey, ya se invirtieron 211,000 mdd en startups de movilidad desde 2010. Solo 7% provino de los fabricantes de automóviles. Pero la mayoría fue financiada por capital de riesgo y fondos de capital privado. 

El riesgo es que los fabricantes de automóviles no integren esta nueva tecnología. Si las automotrices fracasan, podrían terminar relegadas a una condición de proveedoras. O algo peor. “Tal vez muchos no logren sobrevivir ante el cambio”, dice Mark Gottfredson, consultor del sector en Bain.

El auto del futuro ya es una realidad 

Waymo, la unidad de autoconducción de Alphabet que comenzó como un proyecto de Google, es ampliamente considerada como líder en este nuevo panorama.

 Este vehículo desarrolló una ventaja dominante desde su fundación en 2009. Y con al menos 600 de sus vehículos que conducen aproximadamente 40,234 kilómetros al día, perfecciona sus algoritmos de tal manera que podría atacar por sorpresa a la competencia. 

El año pasado, UBS proyectó que Waymo dominará los sistemas operativos para vehículos autónomos, llevándose “60% del total de ingresos proyectados en 2030”. En 2017, incluso antes de que Waymo hubiera ganado un dólar de ingresos, Morgan Stanley le dio una valoración de 70,000 mdd, aproximadamente lo mismo que Volkswagen, la automotriz más grande del mundo en ventas.

 El año pasado, el banco se dio cuenta de que no tomó consideró el potencial de Waymo para licenciar su tecnología e ingresar en logística, donde podría ayudar a Walmart a entregar productos para competir más con Amazon, por ejemplo. Su valoración subió a 175,000 mdd.

 Por su parte, Jefferies fue más lejos. Sobre el supuesto de que Waymo puede tomar una participación de 2% de todas las millas recorridas en el mundo a lo largo de 10 años, le dio una valoración de 250,000 mdd. Eso es más que Ford, GM, Fiat-Chrysler, Honda y Tesla juntos.

“Creo firmemente que dentro de cinco años, la mayoría de las automotrices acudirán a Google y dirán: ‘Necesitamos su ayuda’”, dice Brent Thill de Jefferies. 

La amenaza de Waymo no es que va a construir mejores coches. No tiene necesidad de hacerlo. En su lugar ordena vehículos a Chrysler y Jaguar—convirtiéndolos en proveedores— , y después los equipa con software y hardware de autoconducción que produce la empresa. 

Su potencial va más allá de las capacidades superiores de autoconducción. Una vez que los robotaxis lleguen a la corriente principal, Alphabet puede recopilar datos de Google Maps y su buscador, entretener con YouTube y la Play Store, ofrecer consejos a través de las bocinas inteligentes de Google Home y utilizar su conocimiento de software para administrar las flotas. 

Se unen por un objetivo 

Las automotrices se asocian como nunca antes y hacen grandes inversiones para adquirir nuevos conocimientos. Por ejemplo, Volkswagen se unió a Ford, mientras que BMW y Mercedes juntan sus esfuerzos de movilidad para seguir adelante. 

En 2016, GM pagó 500 mdd por una participación en Lyft, el grupo de solicitud de transporte, y gastó más de 1,000 mdd para comprar Cruise, una empresa de autoconducción. 

Gottfredson, de Bain, dice que la adquisición de Cruise parecía cara para una startup con menos de 50 empleados. Pero con SoftBank y Honda de Japón, que desde entonces compraron participaciones, su valoración se disparó a 14,600 mdd. “En la actualidad el valor de Cruise sostiene todo el valor de GM”, dice. 

Sin embargo, estos acuerdos simplemente son la punta del iceberg. Debajo de las marcas de automóviles, surgió todo un ecosistema de compañías de nicho. Conocida como la cadena de valor de datos, estos grupos se especializan en el software, los sensores, el procesamiento de datos y la navegación que se necesitan para hacer realidad los vehículos de autoconducción. 

Ninguna tiene la fuerza de voluntad, los recursos o la visión para enfrentar a Waymo. En cambio, están formando grupos, ejercen la inteligencia de enjambre para trabajar de forma independiente hacia el mismo objetivo colectivo de crear una experiencia de autoconducción segura.

 Cuando el proyecto de vehículos de auto conducción de Google comenzó hace una década, esta cadena de valor de datos no existía, pero está surgiendo rápidamente. La base de datos de McKinsey sobre startups de movilidad incluye a 1,180 empresas.


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