Hace cinco meses, Larry Culp, exdirector ejecutivo de Danaher, se unió al consejo de administración de General Electric (GE), y hace tres meses, se convirtió en el principal director independiente de la empresa. Durante el fin de semana antepasado, el consejo de administración decidió nombrarlo presidente y director ejecutivo en sustitución de John Flannery.
El año pasado se nombró a Flannery como director ejecutivo, por su éxito en dar un cambio de rumbo a la operación de atención de salud de GE, pero no pasó mucho tiempo para que el Consejo de Administración decidiera que no estaba a la altura de un desafío mayor. Su predecesor, Jeff Immelt, duró 16 años en su puesto; Flannery no llegó a 16 meses.
Su problema no fue la falta de una visión radical. Durante más de una década, GE trató de simplificar su estructura y centrar su cartera, desmantelando el conglomerado que construyó Jack Welch en la década de 1980 y 1990.
El Dato.23,000 mdd
Del valor contable en el fondo de comercio planea tomar GE.
Flannery lanzó en junio un plan para convertir a GE en una empresa de dos sectores: la industria de la aviación y de la energía. La división de atención de salud se va a dividir y se venderá la participación mayoritaria de 62.5% en Baker Hughes.
Las declaraciones de Culp y de Thomas Horton, el expresidente de American Airlines, quien es ahora el nuevo director independiente principal, dejaron en claro que tienen la intención de seguir con ese plan.
Scott Davis, de Melius Research, destacó el lunes pasado lo que parecía ser la falta de urgencia de Flannery para abordar los problemas del grupo. “Tardó mucho en tomar las decisiones difíciles, en especial aquellas relacionadas con el costo corporativo”.
Flannery anunció programas de reducción de costos, como la venta de la mayoría de los aviones de negocios de GE y el fin de su política de proporcionar automóviles a los altos ejecutivos. Pero la escala de las reducciones de costos no parecía muy ambiciosa. Flannery planeaba reducir en 2,000 millones de dólares (mdd) los costos estructurales en 2018, menos de 5% de los costos y gastos totales del grupo que fueron de 44,000 mdd en 2017.
Los márgenes de utilidades caían. En el segundo trimestre de 2018 fueron de 10.4%, 1.6 puntos porcentuales menos que en el mismo periodo del año pasado.
Los mayores problemas se encuentran en la división de energía, que reportaba una disminución en las utilidades. Ahora que GE abandonó su estructura de conglomerado, el éxito de la división de energía es fundamental para la salud del grupo.
La fortaleza tradicional de GE está en las turbinas de gas para la generación de energía, y ese mercado ha sido muy difícil. Con la caída de los costos de la energía eólica y solar, estos se han vuelto cada vez más competitivos en comparación con los combustibles fósiles.
Estos problemas se agravaron por las dificultades de GE para mantener su posición en las turbinas de gas. Este año perdió terreno ante Mitsubishi Hitachi Power Systems de Japón.
Flannery advirtió que esperaba que el mercado de nuevas turbinas de gas sería “muy difícil” hasta 2020, pero no estableció un plan para responder a esa amenaza. En diciembre pasado, anunció el recorte de 12,000 puestos de trabajo en la división de energía para adaptarse al mercado cambiante, pero desde entonces, las condiciones se deterioraron.
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El mes pasado surgió un nuevo problema, con la falla de una pala en una de las nuevas turbinas insignia HA de GE en una central eléctrica en Texas. Esta planta y otra que usaba el mismo equipo dejaron de prestar servicio, y GE dijo que esperaba que el problema afectara a otras turbinas HA.
Al problema se sumó la impresión de que la división de energía no se desempeñaba con todo su potencial.
La gota que derramó el vaso para Flannery llegó la semana antepasada, cuando se informó al Consejo de Administración sobre el estado de la división de energía. El grupo planea tomar un cargo no monetario por casi 23,000 mdd del valor contable en el fondo de comercio del negocio, y espera que el flujo de efectivo y las ganancias no alcancen su pronóstico previo.
En la defensa de Flannery, el analista Jim Corridore de CFRA Research argumentó que “estos problemas no se crearon bajo su gestión”. Flannery se enfrentó a muchos problemas que iniciaron mucho antes de que asumiera el cargo.
Durante su breve gestión al frente de GE, sus acciones registraron una caída de aproximadamente 56%. La mañana después de que lo reemplazaron, el precio aumentó 12%.
Immelt emitió un comunicado el lunes pasado en el que expresó su confianza en el futuro de GE. “Su bajo desempeño en energía se debe a muchos factores, de los cuales todos los puede abordar el nuevo equipo de liderazgo”, escribió.