El paseo marítimo de Atlantic City, Nueva Jersey, parece el escenario olvidado de una película. Los escasos turistas buscan en vano su gloria de la era de la Ley Seca. Las ventanas del Central Pier Arcade están grises por el polvo. La cercana Trump Plaza se encuentra vacía. Personas no residentes más mordaces llaman a la ciudad “la axila de Estados Unidos (EU)”.
Pero Franco Guerrero, quien trabaja en los casinos de Atlantic City desde hace 29 años, dice que después de los años oscuros tras la recesión de 2008, la ciudad tiene una nueva esperanza gracias a la legalización de una actividad: las apuestas deportivas. “Mucha gente perdió mucho dinero y se fue... pero ahora hay más trabajos y oportunidades”, dice Guerrero.
La ciudad es la elegida para la nueva fiebre del oro estadounidense. El centro de juegos de azar de Nueva Jersey fue el primer estado en adoptar una legislación que permite las apuestas deportivas, después de que en mayo de 2018, la Corte Suprema de EU revocó un proyecto de ley federal que prohibía la práctica. Desde entonces, una gran cantidad de operadores europeos y estadounidenses construyeron casas de apuestas en sus casinos.
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La desconfianza por las apuestas está arraigada profundamente en el ADN de muchos estados de EU, una actitud histórica que va de la mano con los temores hacia la violencia de la mafia y la corrupción en el deporte.
Durante el siglo XX se adoptó una legislación cada vez más estricta cuando el amaño de partidos y otros escándalos provocaron protestas públicas. La Ley de Protección del Deporte Profesional y Amateur de 1992 (PASPA, por sus siglas en inglés) prohibió las apuestas en todos lados, con excepción de unos cuantos escenarios.
Oportunidad única
Peter Jackson, director ejecutivo de Flutter, que es propietario de la compañía irlandesa de apuestas Paddy Power Betfair, describe la apertura de EU como el acontecimiento más emocionante desde la llegada de las apuestas en línea. El tamaño de la población estadounidense y la pasión por el deporte pueden hacer que este sea uno de los mercados más lucrativos para las apuestas deportivas en el mundo, dicen los analistas. Ahora es legal en 14 estados, otros cinco tienen pendiente la legislación.
Las estimaciones del tamaño potencial del mercado varían enormemente. Gambling Compliance, una firma de investigación de la industria, le da una valoración de hasta 8,100 millones de dólares (mdd) en términos de ingresos para 2024.
Pero si la estimación de la American Gaming Association de 150,000 mdd en el mercado de apuestas deportivas ilegales es precisa, las ganancias podrían ser mucho mayores.
Para los recién llegados al mercado de apuestas, esto es demasiado bueno para ser verdad. “Es una oportunidad que se presenta una vez en la vida”, dice Jason Robins, director ejecutivo de fantasía DraftKings, que tiene la segunda mayor participación de ingresos de apuestas deportivas en Nueva Jersey. “Aquí hay un mercado que pasará a estar regulado, en la economía más grande del mundo”.
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Gracias, Nueva Jersey
Muchos en la industria dicen que la decisión de la Corte en 2018 fue obra de un hombre: Dennis Drazin, un abogado que también es presidente del hipódromo de Monmouth Park en Nueva Jersey.
Buscando aumentar los ingresos en la industria de carreras de caballos, pensó que si Monmouth Park pudiera albergar una casa de apuestas deportivas, vendrían los apostadores. Drazin peleó una serie de batallas legales durante siete años para que se permitieran en Nueva Jersey, sobre la base de que debería ser una decisión de los estados y no del gobierno federal.
La casa de apuestas de 22 ventanillas en Monmouth Park la maneja William Hill, la empresa del Reino Unido que tiene presencia en EU desde que compró una contraparte de Las Vegas por 50 mdd en 2012. Un sábado por la tarde al final de la temporada de carreras, pocos apostadores observan a los caballos. Sin embargo, la casa de apuestas deportivas, donde pueden apostar en todo tipo de eventos, desde baloncesto hasta golf, está llena.
Un enemigo común
FanDuel, que fue adquirida por Flutter el mismo mes que se anunció la decisión de la Corte Suprema, así como DraftKings, pusieron en marcha sitios web y aplicaciones de apuestas deportivas a gran escala en Nueva Jersey. Según cifras del New Jersey Gaming Board, el par representó más de 75% del mercado total de apuestas deportivas en agosto.
Los ingresos totales ese mes fueron de 25.2 mdd. Pero ese liderazgo se ve amenazado por el ingreso de operadores europeos con experiencia, equipados con la tecnología y dispuestos a diversificarse más allá de mercados altamente regulados, como Reino Unido y Australia.
William Hill hizo un trato con el grupo de casinos El Dorado, dándole acceso a 15 estados a medida que se legalizan las apuestas deportivas. GVC, dueño de Ladbrokes Coral, y Stars Group, propietario de SkyBet, también hicieron tratos con el casinos MGM y la compañía Fox Sports, respectivamente, para ingresar a EU.
Por su parte, Flutter anunció un acuerdo de 10,000 millones de libras con Stars Group el mes pasado. Si los reguladores lo llegan a permitir, crearía la compañía de juegos en línea más grande del mundo. La posibilidad de ser dueño de dos de las marcas más fuertes en el mercado de EU fue uno de los principales motores del acuerdo, dice Jackson de Flutter.
Pero la oportunidad de oro se complica por lo que Mark Blandford, presidente de Gambling.com, califica como “un espagueti de legislación”, ya que cada estado determina sus propias reglas.
“Los legisladores reconocen que esta es una gran oportunidad para obtener ingresos adicionales para las arcas estatales”, dice Bill Miller, presidente de la American Gaming Association, y agrega que el próspero mercado en el extranjero es “un enemigo común para todos”.
Pero las divisiones entre los propietarios deportivos y los operadores de juegos de azar ya se están haciendo evidentes. Los dueños de la NFL, NBA y MLB consideran los deportes como su propiedad intelectual y presionan para que la legislación establezca estándares nacionales mínimos sobre las apuestas. Argumentan que ellos proporcionan el deporte y, por lo tanto, deberían compartir los ingresos.
Las cinco ligas más grandes —hockey sobre hielo, futbol americano, beisbol, basquetbol y futbol— generaron ingresos totales por 40,000 mdd el año pasado. Los operadores de casinos argumentan que al ofrecer apuestas deportivas alientan a más personas a ver juegos. Pero las ligas, excepto la NFL, todavía presionan por esos pagos de “regalías”.
Sin embargo, ni el revoltijo de intereses locales a los europeos. Por primera vez, las apuestas deportivas se han convertido en “verdadero motor de ingresos”, dice Jeff Stoneback, director de operaciones comerciales de apuestas deportivas de MGM. “Pero en este momento solo es la punta del iceberg”.