Los líderes de América Latina no han escatimado esfuerzos en su lucha contra la inflación. La región tiene algunas de las tasas de interés más altas del mundo pero, hasta ahora, sus planes para frenar el avance de los precios no han dado frutos.
América Latina destaca en un mundo que lucha contra el aumento de los precios de alimentos y combustibles, y tiene a casi la mitad de los 10 países con las tasas más elevadas entre las economías mundiales más grandes, según datos de Refinitiv Eikon.
Las dificultades de esta región para controlar los precios, a pesar del agresivo endurecimiento de la política monetaria, envía una advertencia a nivel mundial sobre lo difícil que será combatir la inflación.
Además, la falta de resultados está avivando la ira y el descontento en una región volátil, que es proveedora mundial de productos clave como cobre, maíz, trigo y soja.
"Estamos peleando por las tarifas. Los insumos están carísimos", dijo el camionero argentino Marcelo Vicente, durante un bloqueo de carretera en protesta a los altos precios donde los conductores amenazaron con bloquear las exportaciones.
En Ecuador, los grupos indígenas están liderando grandes protestas contra el gobierno por las dificultades económicas en las que se han visto escenas violentas, al igual que en Perú, donde la subida del costo de la vida también ha avivado disturbios.
Los bancos centrales han tomado nota.
El Banco de México (Banxico) implementó el jueves un alza récord a su tasa de referencia y señaló que podrían venir más para atajar una inflación anual en máximos de 21 años. Brasil subió las tasas la semana pasada y Argentina hizo un aumento de 300 puntos base a 52 por ciento a principios de junio.
Sin embargo, la inflación sigue al alza, golpeando a una región con una sociedad marcada por la desigualdad, donde la informalidad laboral es alta y los alimentos y el combustible constituyen gran parte de los presupuestos familiares.
"Cada vez que vas al supermercado puedes comprar menos", sostuvo Andrea Puente, maestra de una escuela secundaria en Ciudad de México.
No hay receta mágica
El presidente argentino, Alberto Fernández, declaró la "guerra" contra la inflación a principios de este año. En mayo, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, presentó un plan para reducir el precio de alimentos y el viernes dijo que propondrá a su homólogo estadunidense, Joe Biden, la elaboración de un plan antiinflacionario conjunto.
En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro también ha estado presionando por una serie de medidas de alivio inflacionario, incluida el suministro de vales de gas para cocinar, y se ha enfrentado a la empresa estatal de energía, Petrobras, por los aumentos en las tarifas del combustible.
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) también se vio forzada a hacer un importante aumento de tasas este mes.
Los analistas dicen que no existe una solución fácil para los problemas de la región.
"No pondría demasiada fe en que esto va a ser una bala de plata para hacer frente a la inflación. No lo es", opinó el economista de Goldman Sachs, Alberto Ramos, sobre el impulso antiinflacionario de México.
El impacto de los aumentos de tasas no fue tan contundente porque hay más personas fuera de los sistemas bancarios y crediticios formales, agregó.
La guerra entre Rusia y Ucrania ha afectado el suministro de alimentos y combustibles, mientras que los confinamientos en China por la pandemia golpearon al transporte marítimo.
Los temores de una recesión global aumentan entre los inversores, que se han retirado de mercados emergentes más riesgosos perjudicando el rendimiento de las acciones y bonos.
En las calles, muchas personas solo tratan de sobrevivir el día a día en medio de una inflación cada vez más visible. En Argentina, por ejemplo, está por encima del 60 por ciento a pesar de las alzas de tasas y se espera que supere el 70 por ciento para fin de año.
"El dinero no alcanza. Hoy pagas 100 pesos por un litro de leche y mañana son 150", confesó Erica Sosa, trabajadora de una cooperativa social en Buenos Aires y organizadora de la protesta para crear conciencia sobre la pobreza y el hambre.
srgs