El objetivo principal para el próximo gobierno federal será mejorar el bienestar de los hogares, pero a través de mayor inversión y programas eficientes de empleo que aseguren un ritmo de crecimiento sostenido en el mediano y largo plazos, expuso el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp).
En su análisis semanal remarcó que la debilidad del estado de derecho, la corrupción, la violencia e inseguridad, limitan una mejor opinión sobre el nivel competitivo de México, y con ello afecta el panorama de bienestar para las familias.
“Prácticamente al cierre del sexenio no se tienen cifras económicas confirmadas sobre el beneficio de las medidas de política económica que, según el discurso oficial, se instrumentaron con el objetivo de impulsar el crecimiento mediante el fortalecimiento del mercado interno y la reducción de la pobreza, de tal manera que el país mejore su atractivo para la inversión”, explicó.
De acuerdo con el Centro Mundial de Competitividad, durante 2023 México ocupó el lugar 56 de un universo de 64 países en el ranking de competitividad, lo que refleja la pérdida de seis lugares desde 2019.
Por ello el Ceesp remarcó que no solo un sistema fiscal sencillo y equitativo es importante en materia de competitividad, también se requiere la mayor eficiencia posible en la asignación de los recursos públicos.
“Recursos canalizados a programas asistenciales y proyectos poco rentables social y económicamente ha sido la pauta del gobierno. Ni más crecimiento ni menos pobreza, sobre todo la extrema, son el resultado”.
“El deterioro en competitividad y la baja en las expectativas de crecimiento, reflejan la necesidad de mayores esfuerzos para consolidar un mayor dinamismo de la actividad productiva y del bienestar de la población”, explicó.
El Ceesp consideró que otro factor relevante es en relación a la eficiencia en finanzas públicas, la política fiscal y la deuda pública.
El Ceesp reconoce que la tarea será compleja para quien gane las elecciones próximas.