Aún está en proceso la ratificación del tratado de libre comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM); sin embargo, la imposición de nuevas normas en el viejo continente pueden afectar el funcionamiento del mismo.
César Guerra Guerrero, secretario general de la Cámara de Comercio México-UE, con sede en Bruselas, dijo a MILENIO que estas pueden reflejarse más en negocios como automotriz, café y cacao, mismos que son de alta relevancia en el intercambio comercial entre ambas partes.
“Cualquier propuesta de ley primero se somete a consultas públicas de la Comisión Europea, en las que pueden opinar empresarios y asociaciones de todo el mundo (...) pero a los mexicanos se les está pasando (participar)”, contó el ex jefe negociador del acuerdo por parte de la Secretaría de Economía
Incluso hizo un llamado a los empresarios nacionales a que estén más atentos a estos movimientos y den su opinión.
“Lo que pasa es que la Comisión Europea después oficializa sus propuestas, las discute el Parlamento Europeo y el Consejo con los Estados miembros de la Unión Europea y finalmente las aprueban, y todo eso sin que los exportadores mexicanos hayan seguido el proceso legislativo”, señaló.
Desde que entró en vigor el tratado bilateral hace más de 24 años, el valor del flujo comercial en ambos sentidos se ha cuadruplicado, mientras que el de bienes mexicanos hacia Europa creció casi seis veces al pasar de 5.4 a 31.6 miles de millones de dólares en ese periodo, esto de acuerdo con cifras oficiales.
El ex jefe negociador expone que si se participara en las consultas se pueden derivar ajustes a los proyectos de nuevas reglas comerciales, por lo que es estratégicamente pertinente que las empresas mexicanas interesadas se enteren de ellas.
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Medio ambiente
César Guerra Guerrero puso de ejemplo dos normativas derivadas del Green Deal (Pacto Verde), un conjunto de políticas faro de la Unión Europea con las que pretende eliminar sus emisiones de carbono en 2050.
Por un lado, el Reglamento contra la deforestación mundial, aprobado el 31 de mayo de 2023. Su puesta en marcha resultó tan compleja que su entrada en aplicación se recorrió un año (al 30 de diciembre de 2025) para las grandes empresas, y un año y medio para las PyMEs.
El Mecanismo de Ajuste en Frontera por Emisiones de Carbono, que se implementará el 1 de enero de 2026 tras una etapa de transición que arrancó en octubre de 2023.
La primera mereció apenas un comentario de México en la consulta que recibió casi mil opiniones entre enero y febrero de 2019; la segunda, que registró 617 respuestas entre julio y octubre de 2020, solo tres.
El Reglamento exige a las empresas un certificado de que en la fabricación de sus productos no se talaron árboles ni se pisotearon derechos humanos, específicamente de pueblos indígenas.
Están sujetas a esa obligación artículos como el café o el cacao en forma de manteca, grasa o aceite, cuyas ventas mexicanas a la UE alcanzaron 541 y 102 millones de euros entre 2019 y 2023, respectivamente, además del chocolate, que tan sólo en 2023 registró ventas por 17 millones de euros a Alemania.
Ismael Aznar Cano, experto legal de la consultora PriceWaterhouseCoopers, advierte que “esta nueva normativa tiene implicaciones especialmente significativas, pues exige a las empresas una mayor ‘diligencia debida’ (responsabilidad y prevención de riesgos) en sus cadenas de suministro”.
Las exportadoras mexicanas deberán probar que su producción no ha destruido zonas forestales desde el 31 de diciembre de 2020, lo cual se puede constatar con imágenes satelitales.
El problema es que los caficultores en México son negocios pequeños que carecen de asistencia adecuada, refiere Guerra Guerrero, actual secretario general de la Cámara de Comercio México-UE, con sede en Bruselas.
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Autos
El Mecanismo de Ajuste en Frontera por Emisiones de Carbono (CBAM, por sus siglas en inglés) afecta a México de otra forma.
Se trata de un arancel ambiental de la Unión Europea para bienes cuya producción necesitó un gasto intensivo de energía y generó gran cantidad de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático: cemento, acero, aluminio, fertilizantes, electricidad e hidrógeno.
De este modo Europa busca que no ingresen a su mercado productos que provengan de países en los que las políticas climáticas son menos estrictas o son inexistentes, como México.
Aunque esta medida compete a corporativos trasnacionales con recursos de inteligencia comercial y experiencia en mercados globales, su evolución podría afectar componentes inesperados.
Desde hace meses el despacho español Cuatricasas pidió a sus clientes estar atentos, dado que el CBAM “podrá ir ampliando su ámbito de aplicación gradualmente”.
Lo que se viene, dice Guerra, es la revisión de cualquier eventual “competencia desleal” que pueda aparecer a lo largo de las cadenas de producción.
Por ejemplo, los vehículos que exporta México a la Unión Europea, y que por ahora no están sujetos al mecanismo de ajuste porque el acero que contienen entra al mercado transformado en chasis y autopartes, podrían en un futuro caer en su esfera de competencia.
El sector automotriz pesa la mitad de la relación comercial bilateral. En 2022, la exportación a la UE de coches ensamblados en México tuvo un valor de seis mil millones de dólares, o más de 180 mil unidades de pasajeros, según datos de Eurostat.
“Hay varios ‘huecos’ que los europeos quieren llenar. No te dicen qué productos derivados de estos insumos estarán sujetos al mecanismo, ni cuándo. Pero nosotros en México tendríamos que empezar ya a revisar cómo nos afectaría”, concluye Guerra.
AG