La región comprendida por Reynosa y McAllen, en la frontera entre Tamaulipas y Texas, es detectada por el Banco de México (Banxico) con la mayor relación comercial entre los miembros de la iniciativa privada, al darse una estrecha colaboración en este rubro, indicó la reciente encuesta de la economías regionales.
Ambas ciudades divididas por el Río Bravo, con más de un millón de habitantes, está a la par de la zona entre Tijuana y San Diego con una mayor integración. Esto, relevó el estudio, ayuda para la relocalización de fábricas (Nearshoring) y tiene las opciones de aprovechar sus condiciones para atraer inversiones.
Al medir las elasticidades de largo plazo entre cada ciudad mexicana y su contraparte estadounidense, debido a su estrecha relación económica, existe una relación de largo plazo entre la actividad económica de las ciudades transfronterizas analizadas. Entre ellas destacan Tijuana-San Diego y Reynosa-McAllen.
El panorama no se refleja ni siquiera en otras metrópolis binacionales, como Nuevo Laredo-Laredo, Matamoros-Brownsville o Ciudad Juárez-El Paso, al detectarse en esta evaluación una conformación menor y estar muy marcado el tipo de comercio americano por encima del mexicano.
“Los resultados sugieren que los procesos de relocalización de las cadenas de suministro tienen como candidatos naturales de destino para nuevas inversiones a las ciudades fronterizas, debido a sus mayores niveles de integración con las cadenas productivas de Estados Unidos”, apuntó el Banco de México.
También añadió que si se busca mejorar las posibilidades de que otras regiones aprovechen la inversión resultante del proceso de Nearshoring, es necesario impulsar factores que la atraigan a todo lo largo del país, como la infraestructura, la conectividad hacia puertos comerciales o a la frontera, el estado de derecho y la disponibilidad de capital humano.