El multimillonario y asesor de alto nivel de Andrés Manuel López Obrador, dice que el presidente de México se equivocó al cancelar el nuevo aeropuerto de Texcoco con un valor de 13,000 millones de dólares (mdd) y que promueve políticas que están condenadas al fracaso. El comentario destaca la ambivalencia de los líderes empresariales hacia su agenda radical.
En una entrevista poco común, para Financial Times, Ricardo Salinas, el tercer hombre más rico de México y miembro del Consejo de Asesores de Negocios de López Obrador, elogió al líder mexicano como un “político extraordinario” y “un hombre muy razonable”, que trata de hacer frente a la corrupción crónica del país.
Sin embargo, Salinas Pliego menciona que no está de acuerdo con la emblemática decisión del presidente de abandonar el proyecto del aeropuerto, con lo que se perjudicó a los patrocinadores, entre ellos inversionistas internacionales y algunos de los líderes empresariales más ricos del país.
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El empresario también acusa al presidente López Obrador de promocionar proyectos de infraestructura que tienen poco sentido comercial, y critica su estilo de gobierno centralizado.
Las políticas de izquierda, como que el estado proporcione bienestar social a las masas, fueron “fracasos, punto. No hay uno solo caso de éxito”, afirma Salinas, un amigo de mucho tiempo de López Obrador, a quien se le otorgó, sin licitación, un contrato de gobierno para distribuir los beneficios sociales a través de Banco Azteca.
La crítica es central para lo que el empresario considera como su papel: proporcionar un baño de realidad a un populista de izquierda, quien está en una misión vertiginosa para transformar a México.
La advertencia también es un momento inusual de franqueza dentro del sector privado, que abrazó renuentemente al líder nacionalista, pero que aún no tiene la confianza para invertir, lo cual es el principal impedimento para poner en marcha una economía debilitada y cumplir con las ambiciosas promesas de crecimiento.
En comentarios diseñados para tranquilizar a los inversionistas, que están inquietos por las audaces decisiones del líder mexicano, Salinas insiste en que López Obrador está dispuesto a considerar propuestas amigables con las empresas.
Ricardo Salinas, cuyos activos empresariales abarcan la banca, el comercio minorista y los medios, dice que espera convencer a López Obrador de dividir la compañía estatal, Pemex, y cortejar la inversión de China, a pesar de la guerra comercial entre Beijing y Estados Unidos (EU), el principal socio comercial de México.
Ante instancias del Consejo Coordinador Empresarial, el gobierno estaba “considerando, en este momento, un incentivo fiscal... que podemos usar para que todas las inversiones sean deducibles de inmediato”.
En la superficie, Salinas, cuya fortuna se estima en más de 11,000 mdd, y López Obrador, que presenta una cifra austera, son socios poco probables.
El empresario, de 63 años, se ganó que el presidente esté dispuesto a escucharlo y la capacidad de decirle verdades claras luego de una amistad de 20 años, aunque con sus altibajos. El político y el empresario riñeron temporalmente cuando Salinas se negó a usar a TV Azteca para respaldar a López Obrador sobre el presunto robo de las elecciones de 2006.
Salinas es ahora el empresario favorito del presidente, un lugar que ocupó Carlos Slim hace dos décadas cuando López Obrador era jefe de gobierno de la CDMX.
Al igual que el político mexicano, quien disfruta de 80% en los índices de aprobación, Salinas se considera a sí mismo como alguien que “desafía a lo establecido”.
No es ajeno a la polémica. El magnate negó haber cometido un delito, después de que la Comisión de Bolsa y Valores de EU (SEC, por sus siglas en inglés) lo acusara por fraude, pero resolvió la demanda con 7 mdd en 2006. Salinas Pliego rechaza las críticas de que se hizo rico al prestar dinero a los pobres a tasas elevadas.
El magnate, cuyas empresas abarcan siete países, expone que “la decisión de México de embarcarse en el aeropuerto diseñado por Norman Foster fue un error, pero también lo fue la decisión de López Obrador de descartarlo”.
No obstante, califica como tonterías políticas, la idea de un plan alternativo para renovar el aeropuerto actual y la base militar de Santa Lucía. “He escuchado tantas cosas sobre eso”, dice el directivo, quien cruzó la CDMX en helicóptero para la entrevista.
Una polémica refinería, que el presidente insiste que costaría 8,000 mdd y que se va a construir en tres años, a pesar de las dudas de la Secretaría de Hacienda, fue buena desde el punto de vista de la seguridad nacional, dice Salinas. “Ahora, ¿se construirá dentro del presupuesto? No tengo idea”.
Salinas Pliego es más crítico con la decisión de López Obrador de detener la Reforma Energética diseñada para abrir a México a la inversión petrolera privada. El presidente puso pausa a las empresas conjuntas con Pemex. “Eso es un error.
Es ridículo. Creo que puedo convencerlo de eso más adelante, pero ahora está ocupado con otras cosas”, menciona Salinas.
México también debería buscar activamente inversiones de China, independientemente de las objeciones de Washington. “Creo que sería un gran error para México decir que no queremos tu dinero porque eres chino”, explica.
“¿Por qué haríamos eso?” Salinas también tiene algunos consejos de administración para el presidente. “Como gerente, tienes que aprender a formar un equipo, confiar en ellos, delegar y evaluar. No parece que él esté haciendo eso... tiene problemas con la confianza y la delegación”.