Es peruano, excursionista, rockero, padre de tres niños y vendedor por catálogo. Hans Werner dirige la división de Natura en México, empresa de cosméticos brasileña que recientemente compró la multinacional, Avon.
De sonrisa fácil y amable con todo aquel que quiera entablar una conversación, Werner lleva sobre sus hombros la responsabilidad que João Paulo Ferreira, presidente de Natura, le encomendó de manera personal: convertir a México en la operación más grande e importante para la empresa fuera de Brasil.
El directivo es conocido entre sus compañeros como el empleado de Natura que suele pasar por todos los países en los que hay terremotos. Antes de llegar a México en 2017, a meses de los sismos de septiembre, Hans dirigía las operaciones de la firma en Chile, donde vivió el devastador movimiento de 2010, en el que más de 2 millones de personas resultaron damnificadas, algo que lo marcó profundamente.
En un encuentro una consultora (vendedora por catálogo) le dijo que le recordaba al hijo que había perdido en el terremoto.
“Ese fue en definitiva un momento que me marcó mucho. En ese tiempo me desempeñaba como director comercial; fue muy fuerte sentir que habían miles de familias afectadas. La gente estaba en pánico porque lo había perdiendo todo lo que había construido durante años”, sostiene el directivo a MILENIO.
Pese a que él mismo estaba pasando por un momento profesional complicado, ese encuentro lo hizo mantenerse en la empresa acompañando a sus colaboradores. Luego de pasar por Chile y Perú, Hans tuvo en enero de 2017 la oportunidad de moverse nuevamente de residencia.
¿Cómo tomaste la decisión de mudarte a México?
Cuando fui a hablar con mi esposa Carolina sobre la posibilidad de moverme nuevamente, lo primero que me respondió fue: “Ojalá sea México”. Mi suegro pasó su juventud en México, mi esposa se crió con discos de mariachi, comiendo huitlacoche y cantando “Las Mañanitas” en cada cumpleaños. Era un país al que le tenía mucho cariño por todo lo que su papá le había contado y fue además el primer país fuera de Perú que conoció.
¿Qué extrañas de Perú?
A mi familia. Son los costos de vivir lejos. Estoy feliz, pero me pierdo cosas de mi familia, los encuentros de mis amigos y todo eso. Lo que me da pena es que mis hijos no crezcan con sus abuelos y sus primos.
¿Alguno de tus hijos podría incursionar en el mundo de los negocios?
A quien ya tengo identificado es a mi hijo mayor, Sebastián. Tiene la vena empresarial desde chiquito porque negocia conmigo hasta el tiempo en el iPad. Él ha visto que tanto su mamá como yo hemos estado en los negocios desde que él era pequeño y nos acompañaba a ambos.
¿Cómo entraste al mercado de la venta directa?
Mi papá fue quien me inspiró a meterme en todo el tema de ventas. Él es el de las ventas en la casa. Aunque también he tenido muchos maestros en Natura, jefes que me han enseñado cada uno cosas distintas.
¿Qué es lo que quieres lograr en México?
Algo que no pude ver en Chile, pero pude dejarlo encaminado. Me gustaría, si no ver el primer lugar, dejarlo bien encaminado para ser de los más importantes en venta directa en México, con un modelo comercial sólido. Yo sé que tengo un tiempo acá, pero quiero aprovecharlo lo más que pueda. Creo mucho en el legado, pienso que debes hacerlo bien para que cuando no estés las cosas sigan funcionando.
¿Qué haces en los pocos ratos que tienes libres?
Tenía una banda de rock cuando era joven en Perú. Con otros tres amigos y paisanos estamos haciendo ahora en México un grupo musical; yo toco el bajo y nos juntamos cada 15 días a practicar. Estamos retomando el tema de la música. Mis amigos de toda la vida son con quienes tocaba en Perú, por temas de trabajo y de familia me alejé, pero ahora que mis hijos son más grandes solemos juntarnos algunos miércoles para ensayar.
Hans suele acercarse a la comunidad peruana que vive en México siempre que puede. Es por ello, que aunado a la pasión que tiene por el campo y la naturaleza, pasa mucho tiempo con amigos y familia en excursiones hacia Metepec y La Marquesa, entre otros puntos que, dice, lo acercan a México y lo mantienen unido a su núcleo.
Paisano de Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, Hans Werner prefiere otro tipo de historias. Por ahora está leyendo Go pro, de Eric Worre, el libro de cabecera del multinivel. “Lo leí a los tres meses de que llegué y es muy distinto a hace unos meses que lo volví a leer”.