¿Cuánto va a durar esto? Desde las conmociones políticas paralelas de 2016 —el voto de Gran Bretaña por el Brexit y la elección de Donald Trump en Estados Unidos (EU)—, los analistas discuten acerca de si esta es una aberración temporal, o es el comienzo de una nueva era.
Todavía es muy pronto, pero ya parece probable que los historiadores del futuro van a considerar que los acontecimientos de 2016 marcaron el inicio de un nuevo ciclo de la historia internacional. La mala noticia para los liberales es que estos ciclos pueden durar bastante tiempo, 30 años parece ser el promedio.
En los años que pasaron desde los eventos del Brexit y Trump, un movimiento populista ganó impulso. El hecho de que Trump es despreciado por gran parte de la clase dirigente y los medios occidentales puede ocultar este punto. Pero el presidente estadounidense tiene muchos admiradores, algunos de ellos dirigen gobiernos en todo el mundo.
Jair Bolsonaro, el nuevo presidente de Brasil, es un declarado admirador de Trump. En Medio Oriente, los gobiernos de Arabia Saudita e Israel prefieren por mucho al presidente estadounidense que a su predecesor, Barack Obama. Trump también tiene admiradores en Europa, donde los gobiernos de Polonia y Hungría son ideológicamente más cercanos a la Casa Blanca que a la Comisión Europea de Bruselas.
El espectáculo de terror del Brexit significa que, actualmente, hay más partidos populistas europeos que hacen campaña para salir de la Unión Europea (UE). Pero el impulso contra la clase dirigente que dio a lugar al Brexit todavía sigue ganando fuerza en Europa.
Los precedentes sugieren que si una era populista se afianza, podría durar hasta tres décadas. Todos los esfuerzos en la periodización histórica son ligeramente artificiales. Sin embargo, es posible identificar dos eras distintas en la política occidental de la posguerra, ambas duraron aproximadamente 30 años.
El periodo de 1945 a 1975, conocido como los gloriosos treinta o la era dorada del capitalismo en Francia, fue un periodo de fuerte crecimiento económico en Occidente, junto con la construcción de estados de bienestar y la gestión de la demanda keynesiana. Todo esto sucedió en el contexto internacional de la Guerra Fría.
Para mediados de la década de 1970, este modelo se topó con problemas en el mundo angloestadounidense, con Gran Bretaña sufriendo una estanflación y el presidente Jimmy Carter diagnosticando un malestar nacional en EU.
Una nueva era, que los críticos conocen como neoliberal, comenzó en 1979 con la elección de Margaret Thatcher como primera ministra de Gran Bretaña (la primera mujer elegida para ese puesto), a la que siguió la de Ronald Reagan en EU en 1980.
Esto también fue parte de un cambio global. En 1978, Deng Xiaoping llegó al poder en China e inició una política de reforma y apertura basada en el mercado. El bloque comunista en Europa también comenzó a quebrarse con la formación del sindicato Solidaridad en Polonia en septiembre de 1980.
- Te recomendamos La hora más oscura para el populismo Financial Times
Las bases de la economía capitalista globalizada empezaban a surgir. Esta era neoliberal también duró casi 30 años, hasta que quedó desacreditada por la crisis financiera mundial de 2008. Al igual que con el final de los gloriosos 30, pasaron algunos años de incertidumbre antes de que surgiera un nuevo movimiento ideológico. Pero eso ocurrió en 2016, con la elección de Trump y el Brexit.
Pero, ¿por qué los ciclos de la historia moderna tienen una duración de 30 años? Una posible explicación es que las ideologías exitosas y los movimientos políticos que surgen de ellas pasan por un ciclo de imitación al que le sigue la extralimitación.
Si los nuevos movimientos políticos desarrollan una aureola de éxito, encuentran imitadores en todo el mundo. Entonces, esa sensación de impulso ideológico crea una demanda para que las ideas originales detrás del movimiento sean impulsadas más rápido. Y eso lleva a una fase de extralimitación del ciclo.
Un ejemplo de esto es la forma como la demanda reaganiana de impuestos más bajos y menos burocracia al final condujo a una desregulación excesiva de finanzas, lo que culminó en la crisis financiera.
El hecho de que los partidos populistas y nacionalistas de todo el mundo ya siguen el ejemplo de Donald Trump, sugiere que el ciclo de imitación ya está en marcha.
Ahora es práctica habitual que políticos como Viktor Orban en Hungría, así como Matteo Salvini en Italia y Bolsonaro en Brasil, imiten el libro de tácticas del presidente estadounidense.
La rápida propagación de este nuevo estilo político podría ser el comienzo de una nueva era. Pero hay un requisito importante para esta idea. Si el periodo de imitación y de intensificación va a durar, el movimiento populista necesita más que el éxito electoral.
Los 30 se consideraron gloriosos porque los niveles de vida aumentaron de forma notable en todo Occidente. De la misma manera, la era Reagan-Thatcher se consolidó con el renovado crecimiento económico y la victoria en la Guerra Fría.
En contraste, el Brexit estan en graves problemas y la administración Trump se muestra tambaleante. A menos que los populistas puedan entregar resultados tangibles, su nueva era aún podría morir en su etapa en ciernes.