El lunes pasado, el presidente Donald Trump ingresó al Rose Garden de la Casa Blanca para dar la vuelta triunfal en el comercio que se esperaba desde hace mucho tiempo. Esto llega justo un mes antes de las cruciales elecciones de mitad de periodo.
El pacto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994, el cual Trump criticó durante años, se renegoció con Canadá y México después de meses de tensas conversaciones entre los tres países. Sin embargo, aunque se alcanzó tarde el acuerdo con Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá, y Enrique Peña Nieto, el presidente de México, el gran paso será recibido más con alivio que con entusiasmo en América del Norte.
El Dato.62.5 a 75%
tendrán que aumentar la cantidad de contenido de origen en la industria automotriz
Tensiones y un nuevo nombre
En comparación con el status quo, el acuerdo que recibió un nuevo nombre —USMCA, o Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá— toma medidas que restringen el comercio y la inversión en algunas áreas, como la industria automotriz. En otras, liberaliza de forma marginal el comercio, como en la agricultura y la tecnología, y mantiene en su lugar muchas otras disposiciones.
La atmósfera tóxica que se permeó durante las negociaciones, provocó lo que podría ser un daño duradero en las relaciones económicas en esta parte del continente, y puede obligar a replantear los lazos que unen a los tres países.
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“Canadá debe recordar la lección que brindó este periodo turbulento, nunca más debemos permitirnos ser tan dependientes de un socio comercial”, dice Perrin Beatty, presidente de la Cámara de Comercio de Canadá. “Debemos seguir con la diversificación de nuestros mercados para protegernos de acciones caprichosas e injustas en el futuro”.
Pero las negociaciones se estancaron hasta el viernes ante pasado, cuando EU dijo finalmente a Canadá que estaba dispuesto a realizar algunas concesiones cruciales, de acuerdo con una persona que participó en las negociaciones.
En EU, los legisladores republicanos elogiaron el acuerdo. “Este importante anuncio de que EU, México y Canadá alcanzaron un acuerdo trilateral para actualizar y modernizar el TLCAN para el siglo XXI, puede ser una gran victoria para los trabajadores, agricultores y ganaderos estadounidenses”, dice Kevin Brady, republicano presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara.
El Dato.45%
de los trabajadores deben de ganar al menos 16 dólares por hora
Más que tregua, una alianza
Por ahora, uno de los beneficios del acuerdo para la administración de Trump, es que le da una tregua en el tema de comercio con sus principales aliados, para centrarse en su creciente confrontación económica con China.
Aunque EU inició negociaciones comerciales con la Unión Europea y Japón, y cerró con Canadá y México, en las conversaciones del TLCAN, la administración de Trump nunca acordó reducir sus aranceles sobre el acero y el aluminio, lo que deja sin resolver la fuerte tensión en este tema.
En el nuevo acuerdo, la Casa Blanca incluyó una disposición que exige que cualquiera de las partes tiene que notificar si participa en negociaciones comerciales con un país que no tiene economía de mercado. Esto podría ser para evitar los esfuerzos de Canadá y México de lograr acuerdos separados con China.
Los expertos en comercio en Washington, dicen que muchos de los objetivos que se alcanzaron con el USMCA —entre ellos contener a Beijing— se habrían alcanzado bajo el Acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP, por sus siglas en inglés), un acuerdo comercial que comprende 11 países de la Cuenca del Pacífico junto con Canadá y México, que negoció la administración del expresidente estadounidense Barack Obama. Trump se retiró de ese trato al asumir el cargo como nuevo presidente en 2017.
“Donald Trump comenzó esta conflagración con el TLCAN al igual que con otros socios comerciales”, dice Daniel Price, un exfuncionario en la administración de George W Bush. “Que apague el fuego después de que quemó una superficie importante, no significa que la política sea firme”.
El lunes pasado, Robert Lighthizer, el representante de comercio de EU, dijo que el USMCA era “significativamente mejor” que el TPP, aunque reconoció que el nuevo acuerdo se basó en algunos de sus fundamentos. “Estamos desarrollando lo que se hizo en el TPP, así que de ninguna manera trato de criticar a la gente que lo negoció”, dijo a los periodistas.
“El hecho es que debido a que nos beneficiamos de eso, nuestro acuerdo es mucho mejor que el TPP”. Lighthizer argumentó que EU tenía acuerdos de libre comercio con seis de los 11 miembros del Acuerdo de Asociación Transpacífica, e iniciaba negociaciones para un tratado bilateral con Japón, que representa 95% de los cinco miembros del TPP que no tienen acuerdos de libre comercio con EU.
“La realidad es que si terminamos haciendo algún tipo de acuerdo con Japón, básicamente obtendremos el efecto neto del TPP sin tener que pasar por los problemas… sin tener las dificultades de cumplimiento”, dijo Lighthizer.
¿El beneficiado?
La industria automotriz respiró después de que se anunció un acuerdo comercial reformado entre EU, México y Canadá. Pero si Donald Trump esperaba que el acuerdo desbloqueara nuevas inversiones en las plantas estadounidenses, quedará decepcionado.
El presidente basó su campaña en restaurar la suerte del Cinturón del Óxido (la franja industrial estadounidense) para proteger la industria nacional de fabricación de automóviles de una competencia internacional más barata. Su solución —que sustituye al antiguo pacto del TLCAN— en gran medida fortalece el status quo.
Las automotrices, que observan que las ventas en el mercado de EU llegan a un pico, así como retos adicionales de gastos en todo el mundo, dieron la bienvenida a los nuevos acuerdos, pero no buscan en sus bolsillos para invertir más recursos en ese país.
Bajo las nuevas reglas, los fabricantes tendrán que aumentar la cantidad de “contenido local” —las partes que se surten de EU, México o Canadá— que se instalen en los vehículos terminados de 62.5 a 75%.
Esto plantea un mayor reto para los fabricantes europeos o japoneses en EU, que importan piezas caras desde sus mercados nacionales. “Los nuevos requerimientos de contenido de valor regional significan que las automotrices no podrán surtir sus piezas de una manera tan libre, por lo tanto habrá costos adicionales asociados con la fabricación de vehículos”, dice Ivam Drury, analista senior de Edmunds.
Kristin Dziczek, responsable de industria, fuerza laboral y economía del Centro de Investigación Automotriz, dice que las marcas alemanas VW, BMW y Mercedes se enfrentan a mayores desafíos, ya que dependen de la importación de motores y transmisiones que provienen de sus mercados nacionales.
Pero las “Cinco Grandes —Ford, General Motors, FCA, Honda y Toyota— deben estar bien posicionadas para cumplir con estas nuevas reglas”, menciona Dziczek.
La Alliance of Automobile Manufacturers, que representa alrededor de 70% de las ventas de autos nuevos y vehículos ligeros, calificó el acuerdo como un desarrollo alentador, y agregó: “La industria automotriz en EU necesita que se incluya a los tres países en el acuerdo para lograr los beneficios y objetivos del nuevo pacto”.
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Joe Hinrichs, presidente de mercados globales de Ford, dice que el nuevo acuerdo “apoyará un negocio automotriz integrado y competitivo a nivel mundial en América del Norte”. por su parte, GM señala que es “vital para el éxito de la industria automotriz en EU”.
Didier Leroy, vicepresidente ejecutivo de Toyota, dijo que las nuevas reglas no afectan los planes de su compañía. “Tenemos una política desde hace muchos años, de producir lo más posible para los mercados locales”, dice.
El año pasado, Toyota gastó 1,300 mdd para modernizar su planta en Kentucky, como parte de una inversión anticipada de 10,000 mdd en EU, uno de sus mercados más importantes. Los planes se pusieron en marcha antes de que comenzaran las discusiones del TLCAN, y no se vieron afectados por su resultado. Hoy fabrica alrededor de 70% de sus coches para el mercado de América del Norte y solo importa líneas de los modelos de “nicho”, dice Leroy.
La armadora japonesa amplía su planta canadiense, y también aumenta su capacidad en México, por lo que de haberse caído el TLCAN, la empresa se habría visto gravemente afectada. “Tenemos que estudiar aprofundidad el contenido exacto, pero es un paso importante para reducir la incertidumbre para el futuro”, añade Leroy.
El Dato.2,000 mdd
se comercializan diario entre EU, México y Canadá
El gancho salarial
Las automotrices van a tener que garantizar que de 40 a 45% de los trabajadores de sus instalaciones ganen al menos 16 dólares por hora, un salario que se diseñó para reducir el atractivo de los costos de mano de obra de México.
Pero será casi imposible separar por completo de la ecuación a México o Canadá, que en conjunto construyen alrededor de un cuarto de los automóviles que se venden en EU.
“Al tomar en cuenta las décadas de evolución de las cadenas de suministro en el TLCAN, una porción sustancial de los vehículos que se arman dentro del territorio estadounidense depende de los componentes de México y Canadá”, dice Jonathan Smoke, el jefe de economista de Cox Automotive.
Jim Hackett, director ejecutivo de Ford, dijo la semana pasada que el aumento en el precio del acero de los productores estadounidenses tuvo un costo para la compañía de 1,000 mdd, mientras que Goldman Sachs predijo una factura similar para GM.
Además, las empresas automotrices se enfrentan a la caída de las ventas, al cambio de las tendencias de los consumidores (que se alejan de los automóviles pequeños) y a la necesidad de invertir en las costosas nuevas tecnologías de los vehículos eléctricos y los sistemas de autoconducción.
En Estados Unidos, las ventas de automóviles registraron una caída en 2017, se espera que este año y también el siguiente vuelvan a caer. Todo esto extrae la inversión que se podría gastar para contratar a más trabajadores estadounidenses. “Es difícil imaginar que se vayan a crear muchos nuevos empleos en EU debido al acuerdo comercial”, dice Michelle Krebs de Autotrader.