Hice mi primer viaje a Amsterdam cuando era estudiante en diciembre de 1979. Recuerdo que salí de la estación y vi en los titulares de los periódicos holandeses que la Unión Soviética había invadido Afganistán. He visitado el país regularmente desde entonces –cuatro veces, por trabajo, solamente en los últimos 18 meses– y no soy el único que aprecia el encanto de la ciudad y del país.
En 2017, 18 millones de turistas visitaron los Países Bajos, un poco más que la población que reside allí, y sus funcionarios de turismo ya tuvieron suficiente. Tanta gente llegó al jardín de flores de Keukenhof esta Pascua que se bloquearon las carreteras, “la situación se ha vuelto totalmente inaceptable”, dijo su director al periódico holandés Het Parool.
“En lugar de la promoción de destinos, ahora es el momento de la administración de destinos”, comenta la oficina de turismo holandesa. “Pero no siempre es mejor, o no en todas partes”.
La industria del turismo es generalmente una gran bendición para la economía global. Representó 10.4% de la actividad económica mundial el año pasado, de acuerdo con el Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) . Fue responsable de la creación de 20% de los nuevos empleos en el mundo en los últimos cinco años. Pero, como descubrieron los holandeses, si bien el turismo puede beneficiar a la economía en su conjunto, puede causar grandes dificultades a los locales que tratan de hacer su vida cotidiana.
¿Cómo pueden los países administrar mejor el turismo? Pueden tratar de promover partes menos conocidas del país. Pueden integrar y mejorar su transporte público para que los visitantes puedan moverse de manera más eficiente, algo que los Países Bajos ya hacen bien. Y también pueden apelar a los lectores de esta columna.
Los viajes de negocios son, para los países de destino, un tipo de turismo particularmente deseable. En primer lugar, los viajeros de negocios suelen a gastar más. Sus viajes los viajan sus empleadores y la mayoría de las personas son menos cuidadosas con el dinero de otras personas que con el suyo.
En segundo lugar, los viajeros de negocios suelen visitar fuera de la temporada alta de vacaciones. De hecho, a menudo se mantienen alejados cuando los turistas de esparcimiento llegan en masa. Los viajeros de negocios no van a países mediterráneos en agosto. No solo hace demasiado calor, todas las personas a las que tienen que ver están en la playa.
En tercer lugar, si bien muchos viajeros de negocios van a la ciudad comercial más importante, otros se dispersan, visitan oficinas y fábricas en zonas menos preferidas del país.
En cuarto lugar, los viajeros de negocios también promueven el desarrollo no turístico. “El turismo de negocios estimula la futura inversión extranjera a medida que las personas de negocios ven las atracciones de un destino...y luego regresan para establecer operaciones comerciales allí. Eso proviene de un informe de 1999 que llevó a cabo un foro de turismo de negocios que organizó el gobierno del Reino Unido y en el que yo trabajé. Encontré el informe mientras vaciaba mi escritorio para mudarme a las nuevas oficinas del FT.
¿Cómo pueden los gobiernos promover el turismo de negocios? Una actitud de bienvenida a la inversión extranjera ayuda, al igual que una economía en crecimiento. Pero las instalaciones para conferencias también importan. La gente no solamente viaja para hacer tratos o para establecer filiales. Un gran segmento del mercado de viajes de negocios es la gente que va a escuchar presentaciones en PowerPoint, y consumir café y galletas.
Pasamos mucho tiempo en ese informe de 1999 inquietos por la falta de centros de conferencias decentes en Londres, pero estas instalaciones son una oportunidad para alejar a los viajeros de la capital. Los centros de conferencias con vistas al mar o a la montaña son populares y, si cuentas con las tarifas correctas, puedes atraer a las personas fuera de la temporada de verano. Si el turismo de masas es una plaga, los viajeros de negocios son parte de la cura.