Por: Javier Flores
Ilustración: Oldemar González, cortesía de Nexos
La gran preocupación que ha creado la diseminación del nuevo Coronavirus en los sistemas de salud de todo el mundo no es una exageración. Yo no he escuchado a funcionarios chinos ni a su primer ministro decir que están enfrentado una enfermedad ridícula que no representa peligro alguno, ni a ningún otro ministerio de salud en el mundo tratando de minimizar este riesgo como lo hacen los funcionarios mexicanos. La razón es muy simple, se trata de una enfermedad desconocida que lleva apenas tres meses desde su aparición, de la que no sabemos nada sobre cómo será su evolución, si se apagará o quedará latente como lo hizo el SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo); si el virus sufrirá mutaciones que modifiquen su propagación o su letalidad… No sabemos casi nada.