Por: Cesar Rodríguez, Isabel Vieitez, Ietza Bojorquez, Cesar Infante y Silvana Larrea
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
En México coinciden distintos grupos de personas migrantes internacionales. Entre ellos, uno de los más vulnerables en términos de salud y acceso a servicios es el de las personas no mexicanas que transitan por el país con destino a Estados Unidos. Si bien conocer el número exacto de estas personas es imposible, con base en las detenciones ejecutadas por parte del Instituto Nacional de Migración y otras fuentes se observa que anualmente este número se cuenta en los cientos de miles. Es importante mencionar que los aumentos en las detenciones pueden deberse no sólo al incremento del flujo migratorio, sino también al endurecimiento de los mecanismos para detener migrantes por parte de las autoridades de México. Como consecuencia de este endurecimiento, las dinámicas de movilidad y los tiempos de tránsito en nuestro país han cambiado, de modo que las personas permanecen cada vez más tiempo en él. Durante este periodo, presentan necesidades de salud que, en el marco constitucional del derecho a la protección de la salud, deben ser atendidas. Estudios realizados en México señalan que la población migrante en tránsito tiene 2.1 veces más riesgo de presentar un problema de salud en comparación con la población mexicana.