Por: Federico José Saracho López
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
No se trata de imaginar una salida a la degradación de nuestro mundo a través de los marcos que dan forma al mundo del capital. Se trata más bien de dejar de pensar nuestras interacciones en términos de cambio y propiedad, para que volvamos a concebir nuestra vida social bajo fundamentos distintos, como lo común/comunitario, que históricamente han permitido construir formas de “hacer sociedad” de manera exitosa, con mayor equilibrio en nuestra interrelación metabólica con la naturaleza. En los cimientos de “lo social”, se halla el encuentro de la actividad humana, del hacer concreto orientado al disfrute cualitativo y directo de la riqueza social. Este sustento claramente puede ser contrario a la circulación del capital, pero nos permite tanto reconstituirnos como comunidad, como refundar nuestra sociabilidad. Significa pensar nuestra casa común.