La huelga climática en México y la agenda local

Para unos el cambio climático se trata de una mentira para obtener ganancias de la venta del carbón y del petróleo. Para otros el activismo ecologista llegó muy tarde.

Lograr las metas del Acuerdo de París implica la coordinación de una triada poco dispuesta a ceder cuando entra en juego esa abstracción llamada bien
Nexos
Ciudad de México /

Por: Oswaldo Gallo Serratos

Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos

El alcance de las decisiones individuales y domésticas no tiene parangón respecto de las que se tomen desde la cúpula del poder, sea político o económico. Frente a la apatía del gobierno federal y de las empresas en lo que concierne a establecer y acatar políticas ambientales relevantes, la protesta social adquiere en México las dimensiones de un imperativo moral. López Obrador declara a sus adversarios “moralmente derrotados”, pero no da señales de tener bien calibrada su brújula moral: olvida que la implementación de políticas ambientales obedece, antes que a nada, a una cuestión de justicia para quienes menos tienen, los primeros afectados por las alteraciones climáticas y los últimos en causarlas. En lo que respecta a la política ambiental, la “cuarta transformación”, además de anticuada, es inmoral.

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