Por: Soledad Loaeza
Ilustración: Guillermo Préstegui, cortesía de Nexos
La forma insolente y grosera como una subsecretaria y una secretaria de Estado se han dirigido a otro alto funcionario del Estado, y al presidente de un organismo de la sociedad civil, ninguno de ellos miembro del partido del presidente, ilustra la confusión en la que viven. También muestran su afán de intimidar, de ofender porque sí, porque para eso sirve el poder, para humillar al perdedor. No distinguen ya entre el apoyo que recibió López Obrador y la designación fortuita que recibieron ellas. No podemos imaginar un precedente a los mensajes que desde los cargos que ocupan enviaron a quienes, quiéranlo o no, son sus colegas. Por cierto de mayor jerarquía que, al menos, una de las agresoras.
Lee aquí el artículo completo.