Esta semana quiero dedicar mi columna a todas las mujeres de mi vida, en especial a mi grupo de amigas con el que crecí. Esas amigas con las que he compartido tanto: desde los altibajos de la adolescencia, los retos profesionales al trabajar en una empresa o emprender, los nervios de los preparativos de boda, la llegada de los hijos y, claro, las largas conversaciones sobre nuestra salud física y mental.
Hoy, más que nunca, me siento feliz y orgullosa de seguir cultivando esta amistad. A lo largo de los años, hemos aprendido a no tener miedo de poner sobre la mesa los temas difíciles, incluso cuando estos parecen aterradores, como el cáncer.
Hace unos días, conversábamos sobre una creciente preocupación que todas compartimos, dado que estamos en la etapa de los 30 y 40 años: la importancia de hacernos nuestro chequeo anual de mama. Entre anécdotas, historias tristes y de éxito sobre este cáncer, comenzamos a investigar qué pruebas debemos realizarnos según nuestra edad y antecedentes: autoexploración, ecografía mamaria, mamografía… la lista sigue. Todas conocemos a alguien que ha recibido este duro diagnóstico y, hoy más que nunca, lo importante es que, como amigas, nos estamos impulsando a cuidarnos, a vivir más y mejor por nosotras mismas, por nuestras familias, y por todos los sueños que todavía queremos cumplir juntas.
En mi campo, la medicina de estilo de vida, sabemos que muchas enfermedades se pueden prevenir adoptando hábitos saludables. Sin embargo, en mi otra área de expertise, la nutrigenética, entendemos que el cáncer de mama es una excepción. No existe un estilo de vida que pueda prevenirlo de manera comprobada, pero la detección temprana es clave para salvar vidas. Y ahí es donde nuestras amistades juegan un papel crucial. El simple hecho de que una amiga te recuerde hacerte ese chequeo puede marcar la diferencia.
Nos estamos motivando mutuamente para mantenernos sanas. Hemos cambiado nuestra percepción de la vejez por una mucho más positiva y puedo decir que mi enfoque profesional en el envejecimiento saludable ha inspirado a mis amigas. Nosotras tenemos un sueño: cuando tengamos 60 años, queremos hacer un viaje espectacular juntas. ¡Pero tenemos que estar saludables para lograrlo! Y es por eso que nos impulsamos a cuidarnos y nos atrevemos a hablar de estos temas difíciles, como el cáncer.
Les recomiendo a todas las mujeres que se acerquen a su proveedor de salud de confianza y aprovechen los paquetes que hay este mes de octubre, dedicado a la mujer, para realizarse sus chequeos. En Monterrey, personalmente recomiendo el Hospital Zambrano Hellion, que cuenta con un excelente equipo médico. Recuerden que, aunque no podemos prevenir el cáncer de mama, sí podemos reducir significativamente los factores de riesgo: alejarnos del tabaquismo, evitar el alcohol, hacer ejercicio moderado y mantener una dieta rica en antioxidantes provenientes de frutas y verduras.
Este mes de la mujer, las invito a poner los temas difíciles sobre la mesa y a motivarse unas a otras para realizarse sus chequeos. Porque si deseamos seguir cumpliendo sueños juntas, la salud es el primer paso. No olviden hacerse su chequeo de mama. ¡Es una manera de asegurarnos un futuro lleno de vida y amistad!