Prevenir para vivir: la historia de una vida interrumpida

Ciudad de México /

Lo que estás a punto de leer es una historia profundamente triste. Imagina por un momento: tienes 38 años, llegas a casa después del trabajo, cenas con tu familia, y antes de acostar a tus hijos, les das la bendición. Volteas hacia tu esposa, le dices lo mucho que la amas, y cierras los ojos para dormir.

Pero esa noche, no vuelves a despertar. Un último intento de toser a las 5 de la mañana es la señal de que algo no estaba bien. Tu cuerpo, luchando por oxigenarse, no pudo más; tus arterias, silenciosamente obstruidas, ya no permitieron que tu vida continuara. Esta desgarradora historia es la de mi primo René, y con esta dolorosa noticia despertamos la mañana del 22 de agosto.

Las enfermedades cardiovasculares, querido lector, han acechado a mi familia desde hace generaciones y son mi foco de estudio. Se les llama "enemigos silenciosos" porque son responsables de más de 30% de todas las muertes en el mundo. En México, representan la primera causa de muerte, cobrando más de 220 mil vidas al año, de las cuales, aproximadamente 170 mil fueron por un infarto agudo al miocardio, como el que causó la muerte de René.

Los datos muestran que 50% de los hombres y 39% de las mujeres que sufren un infarto no presentan síntomas previos. Entonces, ¿qué se puede hacer ante un enemigo que actúa en silencio y sin previo aviso?

Hay algo que podemos hacer, o al menos intentar, y es realizarnos los chequeos médicos que a menudo dejamos pasar. Las guías médicas indican que, a partir de los 20 años, tanto hombres como mujeres deberían hacerse estudios clave para conocer su riesgo cardiovascular y cómo manejarlo. Estos incluyen un perfil lipídico, medición de la presión arterial, control de la glucosa en sangre, y un electrocardiograma, entre otros. La frecuencia recomendada es al menos una vez al año, o con mayor regularidad si hay factores de riesgo presentes.

Es fundamental una evaluación así antes de comenzar un cambio en dieta, ejercicio o suplementación, ya que es imposible dirigirnos hacia una vida más saludable si no sabemos dónde estamos parados hoy.

Y a eso te quiero invitar hoy: revisa tu corazón. Si trabajas en una empresa, pregunta en Recursos Humanos si tus prestaciones incluyen un chequeo médico. Si es así, no esperes más a tomarlo.

Acércate a tu clínica u hospital más cercano, y agenda una cita de revisión con un médico que te asesore sobre qué estudios realizarte. En lo personal, te recomiendo considerar a los siguientes especialistas: el doctor Eduardo de Obeso en el Hospital Zambrano Hellion, el doctor Luis Eduardo González (www.cardioeco.com), y el doctor Adrián Dávila en el Hospital Muguerza. Mi confianza está puesta en ellos como expertos en la prevención y tratamiento de estas enfermedades. 

Recuerda que no siempre existe un mañana. No lo hubo para René, y no lo hay para miles de personas que son acechadas por este mal cardiovascular.

Si esta historia te movió, no dejes que se convierta también en tu historia y la de tu familia. Ante la enfermedad, te invito a ir un paso adelante. Pon este tema sobre la mesa cuando veas a tus amigos: ¿quién ya revisó su salud? ¿Con qué médico fueron? Es importante crear conversaciones alrededor de esto para impulsarnos entre todos a vivir más y mejor.

Al final del día, lo único que nos queda hacer por nosotros, y por los que ya partieron, es aprender de su muerte y evitar que se repita. Así que no esperes más, cuida tu corazón y el de los tuyos tanto en el plano físico como en el emocional. D.E.P., René, gracias.


  • Ale Ponce
  • Experta en ciencia e investigación de la nutrición con destacadas habilidades en el campo de la nutrigenómica y los alimentos funcionales. Vasta experiencia en el área de nutrición clínica y administración educativa. Publica su columna Vive más y mejor todos los lunes.
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