Cuando hablamos sobre evaluar nuestra salud, en muchas ocasiones, lo hacemos de forma subjetiva, analizando nuestra vida, salud o enfermedad según la media de la población de la que nos rodeamos y esto puede ser igual de positivo que negativo.
Es bueno para nosotros cuando nuestro círculo cercano se forma de personas cuyos hábitos y rutinas son compatibles con un estilo de vida saludable. Si nos evaluamos a su lado, quizá nos podamos dar cuenta de que no dormimos tan bien como deberíamos, bebemos más alcohol del adecuado o no tenemos tan buena digestión como los demás. Esta evaluación, aun subjetiva, puede llevarte a buscar atención médica preventiva y, con ello, identificar y corregir rápidamente acciones que te hubieran llevado a enfermar.
Sin embargo, lo anterior no es la realidad de todos. En México, donde la estadística dice que más de 80 por ciento de la población llegará a la edad adulta con (al menos) una enfermedad crónica, se puede inferir que los círculos cercanos de la mayoría no están formados por personas con excelentes hábitos y rutinas. Por tanto, cuando nos comparamos con ellos, vemos como “normal” muchas situaciones que, en realidad, son el inicio de enfermedades crónicas que terminan en muertes prematuras o una vejez con dolencias.
Hemos normalizado síntomas de enfermedades que deben ser evaluadas y corregidas con la ayuda de médicos. Que algo sea común, no significa que sea normal. De los ejemplos que te mostraré, si cuentas con alguno, te invito a buscar asesoría médica para saber qué hacer para evitar deterioro en tu cuerpo.
El ejemplo más común es roncar. El ronquido significa que hay una obstrucción del paso de aire hacia tus pulmones y eso, a la larga, produce apneas y aumenta en más de 40 por ciento tu riesgo a padecer diabetes tipo 2, hipertensión, un infarto y deterioro cognitivo temprano por la falta de oxígeno a tu cerebro al dormir. ¿Roncas? Busca hoy a tu especialista del sueño.
Está muy normalizada la baja de energía a medio día o por la tarde. Que la gente sienta unas ganas inmensas de dormir después de comer puede ser un signo de resistencia a la insulina que después te traerá diabetes y problemas renales. Atiéndete y busca asesoría sobre qué elegir poner en tu plato a esta hora para que no te sientas así.
También es común que la gente piense que el ejercicio debe doler (y hasta lo presumen). El dolor es signo de que estás dañando tus músculos y no están siendo capaces de recuperarse. Esta oxidación muscular trae como consecuencia inflamación, retención de líquidos y resistencia a la insulina. Si bien el ejercicio debe hacerte sentir que trabajaste tu cuerpo, el dolor es una indicación de que algo no estás haciendo bien.
Claro, existen otros ejemplos: sentir las piernas pesadas, tener várices, episodios de diarrea, estar triste, etc. Nada es normal. La vida debe ser ligera, feliz. Si bien todos tendremos nuestros momentos de estrés, nuestro cuerpo y mente deben ser resilientes y saber salir adelante. Te invito a que asistas a una evaluación completa con un especialista en estilo de vida y conozcas qué cambios milimétricos realizar en los cinco pilares de estilo de vida (sueño, salud emocional, alimentación, ejercicio y abuso de sustancias adictivas) para que a partir de hoy puedas vivir más y mejor, ya que el cambio que tu hagas se lo contagiarás a tu círculo cercano y pronto todos podrán disfrutar de más salud.