Locarno premia la trayectoria de Alfonso Cuarón

  • La pantalla del siglo
  • Annemarie Meier

Jalisco /

Hay noticias del universo del cine que nos alegran y hacen sentir orgullosos. Así recibimos en estos días la noticia de que Alfonso Cuarón será homenajeado por su trayectoria en el Festival Internacional de Cine de Locarno en su edición 77. Como actividad paralela a la recepción del galardón el 11 de agosto en la encantadora ciudad a orillas del Lago Maggiore en el sur de Suiza, el realizador mexicano sostendrá un diálogo con el público. Ya me imagino el tumulto de cinéfilos que se acercarán para escuchar al maestro. He podido observar su popularidad en el estreno de Roma en Zürich en 2018 cuando las entradas para tres proyecciones se agotaron a las pocas horas de haber abierto la venta.

Las palabras de Giona Nazzaro, director artístico del festival, fueron elocuentes: “Cuarón es un visionario creador de imaginarios ágiles y liberados. Combinando un espíritu experimental y acompañado de grandes escritores populares, ha logrado capturar la imaginación y el corazón de millones de espectadores”. En México no sólo festejamos el galardón y las palabras de Nazzaro sino que nos sentimos profundamente orgullosos por el reconocimiento internacional de un realizador mexicano quien ha llamado la atención desde su opera prima Sólo con tu pareja que ganó el Ariel a Mejor Argumento Original, coescrito con su hermano Carlos Cuarón). De ahí en adelante a las películas de Alfonso Cuarón le llovieron premios internacionales y Arieles. Recuerdo que en México los premios Oscar para Gravedad no sólo despertaron júbilo ya que algunos críticos y cinéfilos comentaron que el filme no tenía nada mexicano. Salvo, desde luego, la nacionalidad, cultura y perspectiva humana de su director que marcaron al igual sus películas realizadas en el extranjero como La princesita, Grandes esperanzas, Harry Potter y el prisionero de Azkaban e Hijos de los hombres como Sólo con tu pareja, Y tu mamá también y Roma realizados en México.

Creo que Cuarón destaca justamente por la libertad con la que se mueve con maestría en la industria del cine de varios países, asume y enriquece géneros como la comedia, el road movie, el drama social, el melodrama, la fantasía, la ciencia ficción y el melodrama con su profundo interés por observar la complejidad del ser humano, su manera de vivir – y sobrevivir – en un contexto social, una pareja, una familia y una situación límite sin perder su dignidad y esperanza. Al anunciar el premio de Locarno, Nazzaro utilizó el adjetivo camaleónico para describir la versatilidad del director. No concuerdo con el adjetivo ya que lo que admiro de Cuarón y su obra es justamente la congruencia con la que muestra al ser humano, la sociedad y el tiempo a través de historias en distintas épocas, ambientes y circunstancias a través de un estilo propio.

Lo que podemos llamar el estilo Cuarón resulta de varios factores y elementos que marcan sus cortometrajes, series y largometrajes de ficción. Sus obras conmueven por los personajes que tienen vida exterior, interior, sexualidad, fantasía, recuerdos e imaginación propia. Los sucesos y acciones del filme suelen responder a las necesidades y anhelos de los personajes en cierto contexto. Pero Cuarón no sólo toma en serio a sus personajes sino al espectador con sus conocimientos previos, su afición por las historias, el suspenso y la identificación. Con su estilo fílmico que incluye largos plano secuencias le permite al espectador experimentar sus propias emociones. Cuarón no nos obliga a correr detrás de la acción, nos lleva de la mano para involucrarnos con lo que vemos en la pantalla. Basta con recordar el plano secuencia Parc Monceau de la compilación de París, te amo (2006): En un barrio de París, un hombre mayor llega tarde a la cita con una joven. La cámara los sigue cuando caminan frente a las fachadas de edificios mientras comentan acerca de su aventura y el sentimiento de culpa por traicionar a un tal Gaspard. Obvio que al estar en París y observar a una pareja en una cita, la escena sugiere un encuentro amoroso clandestino. Pero no, el plano secuencia termina en un desenlace con una amiga de la mujer, una carriola y un bebé al que el abuelo cuidará mientras que las dos mujeres irán al cine. El juego que Cuarón se permite con nuestra obsesión por las anticipaciones y el clisé de París como ciudad del amor, es él de un gran narrador fílmico. Por cierto, el diálogo con el público que sostendrá en Locarno no será sobre uno de sus filmes sino sobre Jonas tendrá veinte años en el año 2000 (1976) del realizador suizo Alain Tanner. Recordé que un hijo de Cuarón, coguionista de Gravedad, se llama Jonás.


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