La realizadora francesa Agnès Varda se despidió de la vida en marzo del año en curso.
Con su última película Varda por Agnès, sin embargo, nos dejó como legado una profunda y autorreflexiva “clase maestra” a la que recurriremos cada vez que extrañaremos su voz y, según decía, su escritura fílmica. El documental empieza con fotos y fotogramas de películas en colores tenues que sirven de fondo para los créditos. Con alegre música de flautas se abre el primer plano: La sala de un elegante teatro en el que se instalan los espectadores en cámara acelerada. En el escenario está una silla de director con Agnès Varda quien se dirige a nosotros con las palabras: “Gracias por recibirme. Ese bellísimo teatro, convertido en cine, me impresiona un poco. Quizás ahí arriba incluso estén sentados algunos Enfants du paradis”, dice volteando hacia los palcos terceros y haciendo alusión al clásico Los niños del paraíso de Marcel Carné (1945). “Les compartiré las tres palabras que fueron importantes para que me dedicara tantos años al trabajo de realizadora de cine”, sigue diciendo. “Son: Inspiración, creación y compartir”. Las palabras y conceptos que Varda indica al principio sirven de temas y estructura del documental que integra varias clases maestras con una revisión de su filmografía, trabajo fotográfico e instalaciones, la reflexión acerca de momentos y situaciones que sirvieron de disparadores para su obra. También habla de su método de creación y la importancia de la estructura, la perspectiva y un “dispositivo general” para cada uno de sus filmes, series de fotos e instalaciones.
De la mano y las palabras de Varda nos asomamos a su vida privada que nutrió su obra con percepciones, experiencias y reflexiones femeninas para filmes como Cléo de 5 a 7, La felicidad y La playas de Agnès mientras que la observación del entorno y la época resultaron en películas como Black Panthers, Los cosechadores y Las ciento y una noches de Simon Cinéma. Con las películas Sans Toit ni loi que realizó en colaboración con la actriz Sandrine Bonnaire, Jane B. que dedicó a la actriz Jane Birkin y Rostros y lugares, un road movie en compañía del artista visual JR, Varda ejemplifica la manera de crear una obra en colaboración con otros artistas.
El carácter profundamente humanista y colaborativo de Varda también la llevó a pedir a la cinefotógrafo Nurith Aviv y otros colaboradores que la acompañaran en su clase maestra. De esta manera la palabra partager (compartir) que escogió como clave para su obra integra a sus colaboradores con el público que observa sus películas, fotos e instalaciones. Es decir: Nosotros. Al final de Varda por Agnès la directora se despide con un fundido a blanco que cubre lentamente la pantalla. Nos deja tristes de perderla y felices por poder seguir disfrutando de su obra y lecciones de cine.
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