El documental Retratos y lugares (Visages Villages) de la realizadora francesa Agnès Varda convierte una ida al cine en una experiencia inolvidable. El viaje por paisajes y rostros de Francia en compañía de la maravillosa mujer y artista de cerca de noventa años está cargado de sensibilidad, recuerdos, reflexiones y humor. La película también muestra preocupación acerca del abandono del campo y la industrialización de la agricultura pero sobre todo admiración por los rostros y las historias de las personas. La realizadora viaja en compañía de JR, un joven artista visual que, con su camioneta que sirve de estudio e impresora fotográfica, compone murales de rostros y cuerpos de personas.
El filme, dirigido por Varda y JR, empieza con las imágenes y voces de Agnès y JR quienes nos comparten cómo se encontraron y decidieron emprender y documentar un viaje por los paisajes y pueblos de Francia en el que JR retrataría en su camioneta - polaroid y juntos decidirían dónde y cómo pegar los retratos como espectaculares humanos. Es así como construyeron un road movie y documento lleno de sorpresas y descubrimientos. El hecho de tener que dialogar y negociar con los retratados y “dueños” de las superficies para los murales sirvió de pretexto para escuchar y grabar decenas de historias de vida.
El viaje y el proyecto de Agnès y JR pasa por varias etapas y toca temas que muestra de manera crítica problemas económicos y sociales de Francia. En el norte del país tapizaron, por ejemplo, una fila de fachadas de casas abandonadas con retratos de los mineros que vivían ahí y el rostro de una mujer que sigue resistiendo el desalojo. En un pueblo pintoresco del sur pegaron en una esquina la imagen de una joven mesera cuya fotografía con sombrilla convirtió a la mujer en toda una diva. Impresionante también la imagen de un amigo fotógrafo de Varda en un búnker alemán encallado en la playa de Normandía y las esposas de trabajadores del puerto de Le Havre trepadas en pilas de contenedores.
Sorprende el trabajo de producción que fue necesario para crear las secuencias que resultaron de una convocatoria de colaboración por parte la población. En un pueblo en ruinas del sur de Francia, Varda y JR invitaron a los lugareños a un día de campo que resultó en una convivencia festiva y un mural de retratos e historias que llenaron el lugar fantasmal con vida. El filme parece encaminarse hacia un final de sorpresa cuando Varda invita a JR a visitar a su amigo de juventud Jean – Luc Godard Godard en Suiza. Sin embargo, el encuentro no se da y JR le regala un gran desenlace increíblemente convincente ya que manda las fotos de los ojos y pies de Varda a seguir viajando en un tren carguero.
Retratos y lugares también muestra momentos de desacuerdo entre la realizadora y su acompañante obsesionado por esconderse debajo de un sombrero y lentes oscuros que recuerdan los personajes de Jim Jarmusch en Stranger than Paradise. Pero así es JR: Un artista visual callejero francés que no revela su identidad. Agnès es todo lo contrario ya que no sólo muestra y comenta sobre la edad que tiene, cómo piensa, actúa y realiza sus películas. La realizadora platica anécdotas acerca de la Nouvelle Vague, habla de sus filmes y su vida al lado de Jacques Démy, muestra fotos y escenas de filmes - por ejemplo Cléo de 5 a 7 de1962 – pone en escena un maravilloso homenaje a Bande à part de Godard: En una carrera a toda velocidad y empujando a Varda en una silla de ruedas, JR atraviesa las salas Museo del Louvre mientras Varda dice los nombres de los pintores cuyos cuadros están colgados en la pared. Así pretenden demostrar, al igual que los jóvenes traviesos de Godard, “la manera más rápida de visitar el Louvre”. Aparte de atrapar al espectador con su sensibilidad, poesía y humor Retratos y lugares le recuerda al espectador que el hecho de dar visibilidad a individuos, grupos, regiones y países es un acto político ya que los vuelve sujetos de historias y de la historia.
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