La Madre Tierra

Estado de México /

¿Estaremos convencidos que dependemos de la Madre Tierra y de la biodiversidad que forma parte de los ecosistemas?

¿En que momento la visión antropocéntrica hizo creer que todo en la naturaleza estaba para servirnos?

Cada año el 22 de abril se pretende crear conciencia sobre los problemas ambientales que afectan al planeta. Este día tuvo su origen ante la preocupante degradación ambiental provocada por un derrame de petróleo en Santa Bárbara California en 1969. Este hecho causó fuerte impresión en el entonces senador estadounidense Gaylord Nelson, quien considero necesario abrir un espacio para la reflexión y análisis sobre el cuidado y protección del ambiente, por lo que se organiza el primer Día de la Tierra en 1970 y para el año 1990 la ONU lo designa oficialmente como “Dia Internacional de la Madre Tierra”.

Fue una circunstancia de alto impacto ambiental, la que llevó a crear este día conmemorativo hace ya 35 años. Actualmente vivimos situaciones de alto impacto ambiental que poco nos movilizan o convocan a trabajar por nuestra sobrevivencia, olvidando que esta solo será posible en un planeta en equilibrio y con la presencia de la valiosa y necesaria biodiversidad, en donde lamentablemente, refiere la Plataforma Intergubernamental (IPBES), un millón de especies animales y vegetales “están actualmente en peligro de extinción”.

Los días conmemorativos llegan y los datos y registros sobre la pérdida de biodiversidad y afectación de ecosistemas, se incrementan, aunque existen valiosas, pero aún insuficientes, acciones por mejorar y mantener saludable al planeta.

Además del calentamiento global, especialistas coinciden en que el problema más importante es el consumismo desmedido y ampliamente promovido por la publicidad, la presión social, el estatus social, etc. Todos ellos motivos que generan una gran demanda a la producción, lo que lleva a un intenso consumo de recursos naturales, deforestación, uso excesivo de agua, cambio de uso de suelo, generación de residuos altamente contaminantes como el plástico y solventes.

Recuperar nuestro ambiente es un trabajo de todos, iniciemos por cambiar hábitos de consumo lo que implica un giro sustantivo a nuestra cotidianía, así como la forma de percibir a la naturaleza. El economista ecológico William Rees menciona: “La solución no es tecnológica, sino cultural: necesitamos aprender a vivir dentro de los límites del planeta”.


  • Arlette López
  • Facultad de Estudios Superiores Iztacala UNAM
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