Ayer en la mañanera, cuando le preguntaron sobre una de la serie de mentiras y provocaciones del presidente Donald Trump sobre México en una larga entrevista televisiva en Estados Unidos, la presidenta Claudia Sheinbaum contestó que era tiempo de dejar de dialogar a través de los medios.
Han sido semanas llenas de discusiones públicas que ya nos metieron en suficientes líos hasta con Canadá y no está el horno para bollos, como se dice. Así que no está nada mal que la Presidenta evite, como había sucedido hasta ahora, caer en las provocaciones de un provocador profesional como es Donald Trump, ni de quienes lo acompañan, ni de canadienses que se andan subiendo al tren del trumpismo con miras a las próximas elecciones canadienses.
El cambio de tono ha sido acompañado de otras cosas que muestran que, de alguna manera, la negociación ha iniciado no de manera formal pero sí con México poniendo cosas sobre la mesa para cuando de verdad arranque.
La primera es la especie de mudanza de Omar García Harfuch a Sinaloa y la acumulación de algunos arrestos importantes y decomisos de fentanilo —el más grande— a quienes, según nos decían gobierno y crimen organizado, no lo producían.
Nada significa que se haya tranquilizado aún al estado. Tomo los datos del Noroeste: desde que arrancó la disputa entre los Guzmán y los Zambada, Sinaloa acumula 533 asesinatos y 624 personas privadas de la libertad, mil 742 vehículos robados, 184 personas detenidas y 46 personas abatidas.
Los sinaloenses siguen en el miedo. El gobernador sigue tranquilo. Pero nosotros ya decomisamos tonelada y media de fentanilo para que hasta Biden nos felicite y Trump se dé cuenta.
La segunda señal es la que tiene que ver con China y Claudia ya dejó claro en estos días que China no le interesa y que más bien hay que reforzar el bloque comercial de Norteamérica, tal vez ampliarlo a otras partes de nuestro continente, pero lo de China, pues no. Incluye la acción en el mercado de Izazaga, por supuesto. ¿Ya viste, Trump?
Y, como desde hace tantos años, en la frontera sur haciéndole de muro.
Todo indica que el gobierno de la Presidenta ya se dio cuenta de que nada sería peor para México y los mexicanos en este sexenio que terminar el Tratado.
Veremos si Trump lo agradece o pide más nomás para provocar, como acostumbra.