Siempre hay manera para algunos políticos de enfrentar los problemas empeorándolos. Eso es lo que ayer ha consumado Donald Trump respecto a la migración hacia Estados Unidos.
Las medidas prometidas en campaña y ratificadas ayer en su discurso de toma de posesión solo crearán caos y crisis en las próximas semanas, años y meses.
La declaración de emergencia nacional en la frontera entre México y Estados Unidos; la restauración del programa “Quédate en México”; el final —o al menos disminución— de catch and release (cuando los migrantes indocumentados son detenidos, se les libera y se les da una fecha lejana para ir a un tribunal migratorio); la movilización de tropas a la frontera y la resurrección del Alien enemies act de 1798; además del cierre del procedimiento auxiliado por la app CBP One, son un cóctel xenófobo, racista y peligroso para el futuro.
Está claro que la migración a EU es un problema. Lo es hace muchos años y sucesivos gobiernos estadunidenses no lograron, la mayoría no lo intentaron, enfrentar el problema de manera racional, asumiendo lo que ya existe, los millones de migrantes que ya están allá y contribuyen al desarrollo de aquel país.
Esa inutilidad es ahora aprovechada por Trump para tener medidas que pueden terminar en miles y miles de tragedias para ganar elecciones. Lo dijo ayer claramente en su segundo discurso: migración fue su principal tema desde hace muchos años y así ganó.
Ahora con medidas punitivas pretende solucionar el problema; por supuesto que lo que creará será una situación peor. Me parece absurdo ponerse a especular si serán cien mil o medio millón o dos millones.
Es evidente que la declaración de emergencia —que Trump ya utilizó con el covid— parece difícil de argumentar ahora.
Invocar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, que le permitiría utilizar fuerzas federales y estatales para combatir redes criminales de pandillas presuntamente extranjeras, tendrá retos frente a los tribunales, pero la ley podría interpretarse de manera en que pudiera usarse, y así lo han dicho, preocupados, serios análisis de organizaciones pro derechos humanos. Más con una Suprema Corte de su lado.
Pero hoy los detalles importan poco. Lo que importa a Trump y sus aliados es el miedo provocado para celebración de sus seguidores y votantes. Eso es lo que importa del día de ayer para los próximos días.