Este domingo 22 de octubre habrá elecciones en Argentina. El voto, allá, es un derecho, pero también una obligación para todos los ciudadanos, más de 35 millones de los cuales acudirán, previsiblemente, a las urnas. Votarán por su próximo presidente, por los gobernadores de las provincias y por los diputados del Congreso. El candidato presidencial necesita obtener 45 por ciento del voto —o 40 por ciento, con una ventaja de al menos 10 puntos porcentuales frente al candidato más próximo— para ser elegido en la primera vuelta. Si eso no ocurre, una segunda vuelta tendrá lugar en noviembre, entre los dos candidatos punteros. Las elecciones ocurren en el 40 aniversario de la restauración de la democracia en el país (en 1983, en efecto, llegó a su fin la dictadura militar que ejerció el poder desde el golpe de Estado de 1976).
El 13 de agosto tuvieron lugar las elecciones llamadas PASO en Argentina (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias). Desde entonces, tres coaliciones se han mantenido a la cabeza en las encuestas: La Libertad Avanza (de Javier Milei), Juntos por el Cambio (de Patricia Bullrich) y Unión por la Patria (de Sergio Massa). El presidente electo tomará posesión el 10 de diciembre por un periodo que puede ser hasta de dos cuatrienios, pues la reelección consecutiva está permitida en Argentina.
Estuve en Buenos Aires hace un mes. Los argentinos con los que platiqué estaban aterrados con la posibilidad de un triunfo de Javier Milei, quien ganó las PASO en 16 de los 24 distritos electorales de Argentina. “Si gana Milei y no cumple, se levanta una parte del país”, dijo uno, “y si gana y cumple, se levanta la otra parte”. Milei es, desde 2021, diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fue apenas entonces que inició su carrera política. Economista y profesor, agresivo y soez, es identificado como un político de extrema derecha por los medios, aunque él mismo se define como “anarcocapitalista”. Muchas de sus posiciones políticas son ultraconservadoras: está en contra del aborto y de la educación sexual en las escuelas, apoya la libre portación de armas y niega la existencia del calentamiento global. Patricia Bullrich, a su vez, representa la opción de la derecha. Ha sido ministra de Seguridad, ministra de Trabajo y ministra de Seguridad Social. Desciende de dos familias prominentes en la historia de su país: los Bullrich y los Pueyrredón y, como muchas de ellas, fue montonera durante la dictadura militar (estuvo exiliada en México). Sergio Massa, en fin, es la opción peronista y progresista. Fue presidente de la Cámara de Diputados de 2019 a 2022, y es ministro de Economía desde julio de 2022. Pero con él al frente de la economía, la inflación en su país superó 124 por ciento. ¿Por qué esperar que las cosas mejoren con él como presidente?
Las encuestas más recientes dan más de 30 por ciento de la intención de voto a Milei, seguido de cerca por Massa con 29 por ciento. Es decir, habrá una segunda vuelta el miércoles 22 de noviembre. Bullrich tiene 24 por ciento. Es difícil que rebase a Massa, con lo que seguramente ganaría la Presidencia. Pero tiene la capacidad de decidir quién ganará en la segunda vuelta.