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El Niño Viejo en su patín
En el mercado de la colonia lo conocen como el Niño Viejo debido a la piel arrugada y escamosa que ostenta en las partes visibles de su cuerpo, que apenas sobrepasa el metro y medio. -
Todo se vende, nada te regalan
En el barrio parece una moda, pero dicen que más bien es el espíritu del tiempo. Sobre la banqueta y a las puertas de su casa, doña Ena coloca un viejo tapete y sobre él extiende cacharros y trebejos que ya dieron de sí. -
A falta de alberca, la tina
Sábados de baño familiar en la tina; tradición que unía a la familia y vecinos, creando recuerdos inolvidables. -
Te gusta la dejadez
“Agarra de mi alcancía, pero me lo repones porque estoy juntando para el Día del Amor y la Amistad” -
Dónde se había metido
Siente que es muy temprano para irse a la fonda y pedir el menú del día. Además, es la hora de los viejitos, y hay que andarse con cuidado porque ahí abundan la irritabilidad a flor de piel -
Yo fui tu papalote…
La infancia en un entorno polvoriento evoca recuerdos de juegos, papalotes y la vida sencilla antes de la modernidad. -
Gánese la propina
Es morena, bajita, el rostro con la mueca de quien se esfuerza por contener el llanto. Intenta esbozar una sonrisa cuando pregunta ¿qué es lo que van a comer? -
De espíritu justiciero
Sus acciones son plasmadas con firmeza, verosimilitud y cuajan debidamente atmósferas, ambientes y escenarios de un México no tan profundo -
Un alto en el camino
El tendero de la esquina de la casa puso seis sillas en la entrada del comercio, y la gente agradece