Hershberger, creador de bibliotecas y artífice de vida

  • Columna de Ivette Estrada
  • Ivette Estrada

Ciudad de México /

De libros, cercanía y reminiscencias, de cómo revalorizar a una dimensión diferente al cuenta cuentos y convertir a los padres en héroes conversa el filántropo Roger Hershberger, creador de 16 bibliotecas públicas y del laureado Programa de lectura compartida padres e hijos.

En la biblioteca de su abuelo paterno lo sedujeron las pastas de colores dispuestos en el último anaquel. Después comenzó a relacionar dibujos y palabras. No imaginaba que el sentido de vida y misión lo hallaría en los libros.

Roger Hershberger recuerda ahora al médico Gaspar de la Garza, su abuelo y fundador de la Cruz Verde y del hospital Vicente Leñero, como un “hombre tamaulipeco recio, impulsivo, cariñoso y exigente que leía los poemas que escribía en la comida dominical con la familia”.

Cuando se remonta a sus primeros años, el también filósofo e historiador autodidacta, recuerda que su madre le leía cuentos y después improvisaba el juego de “ahorcados” con la comprensión de la lectura.

“Mis padres me llevaban a las librerías para que eligiera lo que quería leer. Eran momentos entrañables”, rememora el creador del programa que comparte tips, anécdotas, chispazos de consejos, de buena vibra y más “para aprender juntos y vivir mejor”

Cuando tenía 15 años, estudiante entonces del Colegio México, muere su abuelo materno.

_ A la gran pérdida se suma un anuncio inesperado de mi padre: debo empezar a trabajar y no puedo regresar a casa hasta obtener un empleo.

La opción más viable era empaquetar las compras en una tienda de autoservicio. Pero decidió pedir trabajo de venta de libros por cambaceo.

_Una de las primeras cosas que aprendí fue poner el pie para evitar que me cerraran la puerta. En ese primer trabajo conocí a vendedores que desayunaban una torta de tamal, la famosa “guajolota”, para poder aguantar la jornada del día y poder generar recursos para su familia.

De esa época recuerda dos cosas: los libros le permitían sentir cerca a su mamá y lustrar los zapatos le recordaban que no puedes reflejar lo que no eres, de ahí la pulcritud y el cuidado.

La venta del cambaceo lo llevo a generar exposiciones en los auditorios de empresas privadas y gubernamentales. “Me convertí en un gran vendedor de libros”, rememora ahora.

Después continuó sus estudios y obtuvo un puesto en el Fondo de Cultura Económica. Cuando tenía 33 años laboraba ya en el Sistema de Bibliotecas de San Antonio, Texas. “Un día testifiqué que tiraban muchos libros y los saqué de los contenedores con ayuda de mi chofer. Ingresé con ellos en Ciudad Victoria, Tamaulipas, y seleccioné aquellos que eran de más fácil lectura para fundar la primera biblioteca pública en villa de Miquihuana, Tamaulipas, de menos de 3,000 habitantes.

Para ello empleó materiales rudimentarios y cajas de madrera para guardar vegetales, ”huacales”, como libreros.

“Los libros son referente constante en mi vida. A mi hija Perla Gabriela comencé a leerle cuentos cuando tenía siete años. A ella le encantaba y yo descubrí que esos momentos con ella me daban tranquilidad. A veces inclusive le dibujaba un disco solar y me ponía una peluca para simular ser un león… Hace poco su hija, ahora de 19 años, le reveló que al leer “pensaba que estaba contigo”.

Esa fue la cimiente del Programa de lectura compartida padres e hijos, que busca que los padres vuelvan a tener un rol relevante en la vida de sus hijos y no sólo sean proveedores. “La lectura puede catapultar destrezas y abrir la visión a nuevos mundos, pero también erradicar problemas como el aislamiento, abuso, deserción escolar, embarazo precoz....”, refiere Hershberger.

“El ser humano debe justificar su existencia. Debe crear textura humana y hacer que otros vivan lo que deban vivir. Debemos sentir que nuestra vida sirve a los demás porque uno nada más se lleva lo vivido. No es lo que te vas a llevar. Es lo que vas a dejar”, reflexiona ahora.

En un café frente al Lago de Chapultepec, el conferenciante e historiador comenta: Es momento de dar a nuestros hijos tiempo de calidad y conformar las condiciones para ser sus héroes con valores, criterios, amor…

Con una galleta que desmenuza de forma parsimoniosa murmura: “El ser humano necesita cada vez más justificar su existencia…”.


Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.