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Auschwitz no estaba ahí

Ciudad de México /

Como si no hubiera sido suficiente con no haber hecho las pesquisas mínimas indispensables en el rancho Izaguirre (ya saben, se les hizo muy grandote y les ganó la fatiga), la Fiscalía de Jalisco armó un merequetengue que más parecía festival de fin de año que otra cosa.

Como que al góber Lemus de Jalisco no se le dan las investigaciones conforme a derecho.

Fue un poco extraño que se pasearan por Teuchitlán una bola de influencers que se sentían Luisito Comunica (¿no está muy grandecito para ser Luisito?) buscando desesperadamente confirmar sus prejuicios.

Aquello parecía un museo, decían las madres buscadoras. Y lo era. Las crónicas hablan de una manipulación que deja muchas dudas. ¿Por qué la fiscalía local, bajo las normas del debido proceso, no realizaron las pruebas periciales debidas y hasta dejó que se robaran unos vehículos? Bueno, es hora que no se sabe quién es el dueño de la propiedad. Un desastre, cualquiera diría que Murillo Karam y Tomás Zembrón estaban a cargo del operativo.

Y mientras tanto tenemos a toda la derechairiza mediática exigiendo alarazkianamente, ooootraaaaa veeeeeezzzzz, que Trump invada México. Bueno, quienes aplaudieron la narcoguerra de Calderón y García Luna Productions, contagiados por el síndrome del #SacoDePus, andan disfrazados de hermanitas de la caridad.

La clase de gente que nunca se preocupó, por ejemplo, de la cárcel de Piedras Negras que estaba tomada por los Zetas bajo los gobiernos de los hermanitos Moreira, como comentaron en Los Periodistas, Álvaro Delgado y Alejandro Páez.

Émulos de la delirante Kinky Téllez que andan en el oportunista melodrama reguetonero, les ha de haber caído más pesado que una sobredosis de tachos de suaperro que el congresista republicano Dan Crenshaw —al que no vamos a acusar de comunista— reconociera a la presidenta Claudia Sheinbaum y a Omar García Harfuch por su trabajo. El señor con parche en el ojo y cara de malo, que hace unos meses vomitaba sobre la patria, ahora exaltaba el apañón de cocaína en Cabo San Lucas. Además de las 34 toneladas de coca incautadas en los últimos meses.

Ojalá que Gertz Manero ahora sí se ponga las pilas y realice una investigación pulcra y precisa que lleve a las madres buscadoras a encontrar a sus seres queridos. Que se dé con los responsables de esta terrible historia. En la punta del iceberg, lo documentan muchos trabajos periodísticos, está Enrique Alfaro. 

Cuando los derechairos despertaron, Auschwitz no estaba ahí.


  • Jairo Calixto Albarrán
  • jairo.calixto@milenio.com
  • Periodista producto de un extraño experimento cultural-social-educativo marxista, rockero, populachero, libresco y televisionudo / Escribe de lunes a viernes su columna "Política cero"
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