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EU por aranceles; México por salarios

Ciudad de México /

Rogelio Ramírez de la O se quedó en este gobierno como secretario de Hacienda un poco contra su voluntad, pero le faltó prudencia y sensatez en su precipitada renuncia; botó la elaboración de los Precriterios Generales de Política Económica 2026, que deberán entregarse el 1 de abril al Congreso con los primeros ajustes macroeconómicos para éste y el próximo año. Desde Houston verá que dejó malas señales.

Lógicamente, Edgar Abraham Amador Zamora, nuevo titular de la SHCP, confía en la capacidad de respuesta del país ante los desafíos económicos, y de entrada rechazó entre sus escenarios base una recesión. Ante los consejeros de Banamex, dijo que entre los amortiguadores fiscales y financieros que tiene para atender los retos están 234 mil millones de dólares en reservas monetarias, 44 mil millones de dólares en líneas de crédito internacionales y 103 mil millones de pesos en el fondo de estabilización.

Este es el arsenal monetario para enfrentar los efectos arancelarios de EU. Para el secretario del Tesoro, Scott Bessent, los aranceles están diseñados para “nivelar el campo de juego y el sistema internacional de comercio comience a recompensar el ingenio, la seguridad, el estado de derecho y la estabilidad, no la supresión de salarios, la manipulación de divisas, el robo de propiedad intelectual, las barreras no arancelarias y las regulaciones draconianas” que permiten superávits comerciales persistentes.

Claro, EU descarta que este camino acelere la inflación. El presidente de la Reserva Federal, Jerome H. Powell, comentó que las encuestas revelan que los aranceles elevarán la inflación, pero “más allá del próximo año, la mayoría de las expectativas a largo plazo se mantienen estables y consistentes con nuestro objetivo de inflación de 2 por ciento”.

Amador Zamora estimó que “la imposición de aranceles puede afectar las cadenas de suministro y elevar costos de producción así como la volatilidad financiera asociada México”, lo que puede moderar el ritmo de crecimiento, aunque “la trayectoria de largo plazo sigue siendo positiva”. Esto se debe a que disminuyó la dependencia del sector externo al consolidarse el modelo de consumo interno y la inversión, pilares del dinamismo económico.

“Hoy México es una economía más equilibrada con un mercado interno robusto que nos permite enfrentar los desafíos globales con mayor estabilidad y certidumbre. Desde 2018 la participación de los salarios en el producto interno bruto aumentó en 5 puntos porcentuales alcanzando casi 30 por ciento y el gasto en desarrollo social representa 3.4 por ciento del PIB”.

Ayer en el Zócalo capitalino, la presidenta Claudia Sheinbaum destacó que se continuará con la estrategia del fortalecimiento al mercado interno con aumentos al salario mínimo y el “bienestar de nuestro pueblo”.


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