Bueno, mientras se elabora la “historieta” palomeada por el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el caso Lozoya y la presunta corrupción de ex presidentes de la República, legisladores, funcionarios y empresarios, con tintes eminentemente electorales, la crítica realidad económica del país no se hace a un lado.
Citibanamex mantuvo ayer su pronóstico de caída del PIB para este año de 11.2 por ciento; BBVA la previó en un 10 por ciento, con el agregado de que habrá una “pérdida de ingresos tributarios de 338 mil 842 millones de pesos” respecto a las estimaciones originales, y Luis Niño de Rivera, presidente de la Asociación de Bancos de México, destacó la “enorme preocupación de cómo se va a reactivar la economía” porque los dos grandes motores, el consumo y la inversión fija bruta, no están aceitados.
El consumo, dijo, se reactivará si crece el empleo, “que no hemos visto hasta ahora. Se han perdido en el mundo formal más de 1.1 millones de empleos, y hay fácilmente 25 millones de personas que están en desempleo, en subempleo o inactivas económicamente hablando” y, en cuanto a la inversión fija bruta, apuntó que mientras no se conozca el Plan de Inversión en Infraestructura, “no tendremos crecimiento significativo en inversión y por consiguiente el empleo y como consecuencia en consumo. El acuerdo nacional todavía no existe; no tenemos idea de cuánto van a invertir y en qué van a invertir. La banca tiene 800 mil millones de pesos disponibles para prestar a las empresas, a los proyectos de infraestructura y la inversión fija bruta”.
Por cierto, y en respuesta entre otros a Francisco Hernández, sobre si los proyectos de inversión del gobierno en trenes son sustentables y rentables, comento que la información disponible no lo menciona. Por ejemplo, el tren de pasajeros del Istmo entre los puertos de Salinas Cruz y Coatzacoalcos, conectará al menos a 110 mil indígenas, 104 mil habitantes con alto grado de marginación y 550 mil personas sin automóvil hacia centros de trabajo y de estudios. No habla de tarifas.
El tren ligero de Naucalpan a Buenavista usará la infraestructura en desuso de la Línea N de los antiguos ferrocarriles; en la zona vive más de un millón 700 mil habitantes. En la ruta hay invasiones con viviendas, construcciones y cruces improvisados; la línea está concesionada a Kansas City Southern de México y Ferrovalle.
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