El 17 de febrero de 2016, en Ciudad Juárez, el papa Francisco se despidió de México recordando el poema “Hermandad”, de Octavio Paz: Soy hombre: duro poco / y es enorme la noche. / Pero miro hacia arriba: / las estrellas escriben. / Sin entender comprendo: / también soy escritura / y en este mismo instante / alguien me deletrea.
El jesuita Jorge Mario Bergoglio descubrió al poeta mexicano en los años ochenta en la revista católica uruguaya Nexo, dirigida por el filósofo y teólogo Alberto Methol Ferré(1929-2009), uno de sus guías intelectuales, desde entonces frecuentó su obra y en sus discursos glosó ideas o citó frases, entre otros libros, de El laberinto de la soledad y La llama doble, del cual, en su “Exhortación apostólica Amoris Laetitia, sobre el amor y la familia”, tomó la siguiente: “La cortesía es una escuela de sensibilidad y desinterés (que exige a la persona) cultivar su mente y sus sentidos, aprender a sentir, hablar y, en ciertos momentos, a callar”.
En Ciudad Juárez, en ese tiempo bañada en sangre, como ahora gran parte del país, después de leer el poema de Paz, el pontífice dijo: “Tomando estas bellas palabras, me atrevo a sugerir que aquello que nos deletrea y nos marca el camino es la presencia misteriosa pero real de Dios en la carne concreta de todas las personas, especialmente de las más pobres y necesitadas de México. La noche nos puede parecer enorme y muy oscura, pero (…) muchos hombres y mujeres, con su esfuerzo de cada día, hacen posible que esta sociedad mexicana no se quede a oscuras”.
México estaba en el pensamiento del papa, antes y después de esa visita; en nuestra noche enorme y oscura reconocía la violencia, el sufrimiento de los pobres, de los migrantes, de las madres buscadoras —descalificadas por el humanista López Obrador—, a quienes les dijo: “Ustedes son ejemplo de una fe que no se apaga (…). La búsqueda de la verdad es un acto de amor, y la perseverancia, nos enseña a no resignarnos ante la injusticia”.
“Soy pecador”, decía reiteradamente Francisco y su confesión es una bofetada para los fariseos, aquí y en cualquier otro lugar.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.