De pronto el cartujo tiene un déjà vu y vuelve a los días borrascosos de Felipe Calderón en la Presidencia de la República. En aquel tiempo, en varios lugares del país se prohibieron los narcocorridos “para evitar la apología del delito”, como sucede ahora, cuando la posverdad se ha hecho costumbre para el poder y nada —o casi nada— es como este dice.
Las decisiones de los gobernadores de Michoacán, Chihuahua, Estado de México, Aguascalientes, Jalisco, Nayarit, Baja California contra este tipo de canciones recuerdan las de personajes como Mario López Valdés (alias Malova) quien, como mandatario de Sinaloa, en mayo de 2011 promulgó un decreto prohibiendo la difusión e interpretación de narcocorridos en bares, cantinas, centros nocturnos, salones de fiesta y palenques de la entidad. Lo mismo hizo hace unas semanas el michoacano Alfredo Ramírez Bedolla, aunque eso sí, generoso y tolerante, concedió permiso a los fanáticos del género en su estado para escuchar a sus cantantes y grupos favoritos en sus casas o vehículos, siempre y cuando, le faltó agregar, lo hagan a muy bajo volumen o de preferencia con audífonos para no pervertir a quienes los rodean.
Con el discurso prohibicionista viento en popa —aunque algunos lo nieguen—, regresamos de golpe al pasado, a aquella época cuando Alejandro Poiré Romero, secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional y vocero de Felipe Calderón, escribía en Twitter: “Narco-corridos son apología del delito y promueven salidas falsas”. Por lo mismo, dijo en una entrevista, prohibirlos: “no es un tema de censura, porque no es un tema de moral; es un asunto de legalidad y de poner un alto al crecimiento de la cultura de la indiferencia y de la violencia”.
Como se vio en el calderonismo, como se ve ahora, la prohibición de narcocorridos no sirve para nada; el crimen organizado continúa imparable en gran parte del país, con miles de muertos y desaparecidos, muchos de ellos jóvenes. En medio del drama, al gobierno federal no se le ocurre sino organizar el certamen “México Canta”, esa genial idea inspirada en Siempre en domingo. Aún hay más.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.