En defensa de López-Gatell

Ciudad de México /

La célebre frase de Carlos Monsiváis: “O ya no entiendo lo que está pasando o ya pasó lo que estaba yo entendiendo” parece haber sido escrita para el cartujo, tan atarantado siempre y más ahora cuando, en plena crisis sanitaria, por todas partes surgen señales encontradas. Es el caso de la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica cuya publicación encendió las antorchas de la polémica, sobre todo por recomendar en casos extremos, cuando la capacidad del sistema de salud se viera rebasada por la pandemia, la atención a los jóvenes sobre “los pacientes de mayor edad”, de acuerdo con el “principio vida-completa”.

El doctor José Ignacio Santos Preciado, secretario de Consejo de Salubridad General, entidad responsable de la elaboración del documento, ahora reconvertido en Proyecto de Guía, admitió haber autorizado su difusión, pero el vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, no estaba enterado y ante los cuestionamientos de instituciones como la UNAM, de algunos especialistas y medios escribió engallado en su cuenta de Twitter: “La Guía Bioética difundida hace días fue desconocida por el Consejo de Salubridad General, no es un texto oficial.// Para periodistas y personas que de buena fe dieron por buena esta información, esta aclaración”. Pero el testimonio del doctor Santos Preciado, lo agarró con la guardia baja, por eso borró su tuit y guardó silencio, en vez de decir simplemente: “Me equivoqué”. Pero ya lo sabemos, en la actual administración nadie admite sus errores, son como el hombre kitsch enunciado por Kundera en El arte de la novela, con la imperiosa “necesidad de mirarse en el espejo del engaño embellecedor y reconocerse en él con emocionada satisfacción”.

La popularidad y el valor

El Washington Post en español publicó un artículo de Lucina Melesio sobre Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud. Su conferencia diaria sobre la epidemia del coronavirus —dice— “lo ha convertido en un símbolo de confianza hacia las autoridades para muchos mexicanos”.

Melesio destaca las credenciales académicas del epidemiólogo mexicano, su habilidad para comunicarse, su amabilidad, sus argumentos técnicos y científicos, pero también subraya sus puntos débiles, el más notorio su obsecuencia con los dichos y excesos de Andrés Manuel López Obrador, a quien solo enmendó la plana, tímidamente, el 26 de marzo en la conferencia matutina de Palacio Nacional. En esa ocasión, al hablar de la contingencia, el Presidente dijo: “No hay en esto ciencia exacta, pero de acuerdo a nuestros técnicos, especialistas, científicos, el 19 de abril vamos a poder salir de la gravedad”. Con una sonrisa forzada, López-Gatell, sentado en el estrado junto a Marcelo Ebrard, musitó: “Más o menos”. AMLO le reviró: “¿Qué dijiste? A ver, ven aquí. Esto es muy importante”.

Después de una larga explicación sobre el desarrollo de la epidemia en México y consideraciones económica y sociales, el subsecretario habló de la Jornada Nacional de Sana Distancia, iniciada el 23 de marzo y prevista para terminar el 19 de abril. Eso indicaba la fecha, ahora extendida hasta el 30 de mayo en los municipios donde existe una gran cantidad de contagios, no el fin “de la gravedad”. Ha sido la única corrección del científico al político tabasqueño, quien le ha dado un impulso y una proyección sorprendentes.

Por esto, Lucina Melesio escribe: “Para superar la contingencia, el doctor López-Gatell tendrá que (…) armarse de valor para contradecir las políticas del Presidente cuando sea necesario. Necesita tomar medidas urgentes para proteger a médicos y enfermeras de todo el país, además de asegurar la infraestructura hospitalaria que la pandemia demanda y que, por ahora, sigue sin estar lista. Tiene la popularidad para hacerlo, ¿tendrá el valor?”. 

Entre amigos

La noche del viernes la televisora de Ricardo Salinas Pliego, el segundo hombre más rico de México, beneficiado con numerosos contratos con el gobierno federal, el más reciente por 969 millones 595 mil pesos para asegurar los bienes de la Secretaría de Educación Pública, dirigida por su subalterno Esteban Moctezuma, se lanzó a la yugular de López-Gatell. A través de Javier Alatorre pidió ignorar los llamados del subsecretario para mantener la sana distancia y suspender las actividades económicas no esenciales, a lo cual Salinas Pliego se ha opuesto desde el principio. Para no dejar a dudas, en su cuenta oficial de Twitter la televisora publicó: “Como todas las noches, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, encabezó la conferencia sobre el covid-19 en México. Pero sus cifras y sus conferencias ya se volvieron irrelevantes. Es más, se lo decimos con todas sus palabras, ya no le haga caso a Hugo López-Gatell”.

Con un comedimiento insólito, como nunca lo haría con “la mafia del periodismo”, López Obrador difundió un video donde dice: “Mi amigo Javier Alatorre llamó a no hacerle caso al doctor Hugo López-Gatell, creo que fue una actitud no bien pensada, cometió un error”. Reiteró su confianza en López-Gatell y pidió no linchar a Alatorre —quien nunca se echaría solo ese trompo a la uña, pero ya lo sabemos, Salinas Pliego también es amigo del Presidente y ni caso tenía mencionarlo en el video. De esta manera quiso quedar bien con los tres, cuando los más conveniente hubiera sido condenar sin tapujos la irresponsabilidad de uno de los más neoliberales empresarios mexicanos.

Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén. 

  • José Luis Martínez S.
  • Periodista y editor. Su libro más reciente es Herejías. Lecturas para tiempos difíciles (Madre Editorial, 2022). Publica su columna “El Santo Oficio” en Milenio todos los sábados.
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