¡Nos hicieron lo que el viento a Juárez! —dice el presidente López Obrador casi para finalizar su última conferencia “con preguntas” en Palacio Nacional. Al encaminarse hacia la salida, la insistencia de los presentes lo hace regresar y él lanza una afirmación de extremadochovinismo: “El pueblo de México es amoroso, amoroso, es el mejor pueblo de mundo”.
Nadie, ninguna crítica, ningún reclamo, pudo contra su gobierno; instauró un régimen donde todo se vale para comprar voluntades, doblegar adversarios y conservar el poder. Por eso se va satisfecho, mirándose en el enorme espejo de su vanidad, donde no cabe nadie más.
El cartujo reflexiona: si el pueblo mexicano es amoroso y el narco es pueblo, como dijo AMLO en 2019 durante una gira por Oaxaca, ¿cuál es el motivo de la violencia en tantos lugares del país, del reguero de muertos, del gran número de personas desaparecidas y desplazadas en el sexenio de los abrazos?
La administración de AMLO comenzó con una tragedia: la explosión de un oleoducto en Tlahuelilpan, Hidalgo, el 18 de enero de 2019, con un saldo de 137 muertos, derivada del robo de combustible. Personal del ejército estaba ahí, pero, por órdenes superiores, no hizo nada para alejar a los huachicoleros. Esa fue la constante a lo largo de estos años, la pasividad ante la delincuencia. De esta manera,AMLO comenzó su mandato con una tragedia y la termina con otra: la guerra entre los descendientes del Chapo Guzmán y el Mayo Zambada, con un saldo de alrededor de cien muertos desde el 9 de septiembre.
La muerte ha sido la fiel compañera del agonizante sexenio, no solo por el apogeo del crimen organizado sino también por el miserable manejo de pandemia.
“Una de las cosas que me llena de orgullo es que (…) no hubo censura, no se persiguió a nadie”— dice el mandatario.No hubo censura, pero han asesinado a 47 periodistas durante su gobierno, atentaron contra muchos otros y los críticos del poder fueron sometidos a una implacable campaña de calumnias ydenuestos.
Pero ya se va, y si cumple su palabra, ojalá y así sea, no lo volveremos a ver ni escuchar, gracias a Dios.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.