Teuchitlán: donde los dioses han muerto

Ciudad de México /

El país se estremece ante la tragedia del Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco. Es un crimen, como otros en nuestra historia, fraguado por la inacción y aun por la complicidad de autoridades municipales, estatales y federales con la delincuencia organizada.

Es aterrador imaginar el sufrimiento de quienes ahí lo perdieron todo, aunque en Palacio Nacional vean el hecho como una infame oportunidad de sus adversarios para fastidiar al mártir de Palenque, achacándole una presunta relación con el narco: “¡Ya déjenlo en paz! O sea, todo otra vez contra el presidente López Obrador”, dijo este viernes Claudia Sheinbaum en su conferencia. “Hablan —agregó— de quién sabe cuánta cosa que hay en el predio, a partir de una fotografía y de algunos testimonios”; prometió información sobre el caso para la próxima semana y expresó su solidaridad “con las víctimas de familiares desaparecidos”. Víctimas, por cierto,como las madres buscadoras, proscritas de la agenda de AMLO.

Sobre ese rancho de entrenamiento y exterminio, la periodista tapatía Vanesa Robles escribió para esta homilía: “Teníamos un decenio sabiendo sobre la existencia de lugares así en Zapopan, El Salto, Zapotlán, pero nos manteníamos con la esperanza de que todas las historias fueran hipótesis, exageraciones. Ojalá que este latigazo de realidad sirva para movilizar a una sociedad anestesiada por su exposición al dolor, y para exigir que las autoridades investiguen este y otros sitios”.

También desde Guadalajara, a solicitud expresa, la poeta Silvia Eugenia Castillero dice: “[en ese lugar] cada hueso y cada prenda desprende alaridos y un dolor silencioso enraizado en esa tierra que los guardó durante días, meses, años. No hay letanías, ni rezos. Hasta los dioses han muerto”.

En Teuchitlán existen unas pirámides redondas donde cada 21 de marzo cientos de turistas se congregan para cargarse de energía positiva. Este año, ¿sentirán las buenas vibras o solo escucharán, en el alma, el llanto y los gritos de quienes padecieron ese infierno?

Queridos cinco lectores, mientras se encamina hacia el Zócalo para orar mañana por los muchachos de Teuchitlán, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.


  • José Luis Martínez S.
  • Periodista y editor. Su libro más reciente es Herejías. Lecturas para tiempos difíciles (Madre Editorial, 2022). Publica su columna “El Santo Oficio” en Milenio todos los sábados.
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