El dueño de club nacional que pretenda manifestar su agrado en la forma de percibir y definir el actual torneo, estará ocultando una verdad a todas luces clara.

Es muy simple señalar y hasta juzgar pero lo que hoy ofrece el equipo lagunero, lo que no aporta, es indigno de una institución cuyos jugadores no se sienten identificados con la empresa ni con la región.

El partido entre Santos y Monterrey es definido como de alto riesgo. Lo que es así es el evento, el juego no.

El Club de Futbol Monterrey se fue construyendo a golpe de fracasos y éxitos a tal grado que su forma de jugar llegó a contagiar a un sector del futbol nacional.

El futbol mexicano está atrapado por el calendario, por los compromisos de otros, por lo irrelevante de los rivales amistosos y por la falta de interés de la noble afición nacional.

Se debe a una distinta costumbre que los amantes del futbol americano, específicamente la NFL, suelen usar cuando la temporada inicia. Aclarado lo anterior, feliz nueva temporada que acaba de arrancar.

El nacido en Michoacán nada le ha aportado al futbol mexicano en el rubro que se le requiere ahora.

Ya ganó Santos. Por fin pudo hacerlo y con mucho mérito porque se levantó de un incómodo marcador adverso, cero a dos para concretar la victoria con gol de un canterano, hijo de un ex jugador de Santos, Walter “Lorito” Jiménez.

La ejemplar arenga motivacional (o regaño) que Emilio Azcárraga dirigió a sus empleados del futbol no funcionó; todo fue al revés.