Desde que llegó la pandemia en 2020 la Reserva Federal y la gran mayoría de los bancos centrales llevan haciendo un duro y muy complicado trabajo para disminuir la inflación. En la medida de lo posible se ha combatido de manera exitosa, pero a un costo altísimo: manteniendo tasas altas, es decir, con un alto costo del dinero. Todos hemos pagado este precio y la idea es que en un año y medio (o dos), estos costos regresen a un terreno aceptable. Podemos decir que es positivo que Estados Unidos regrese a tasas de 3 por ciento, y México por debajo de 6 por ciento.
Lo he dicho mucho: Donald Trump dice, amenaza e intimida, y luego no lleva a cabo todo lo que dice. Es su estilo. Y si al llegar impone tarifas va a echar a perder esa labor quirúrgica de la Reserva Federal de Estados Unidos, además de arrancar con un caos su nuevo periodo presidencial.
Una subida de tasas habría provocado un caos en los mercados financieros. No por esto estoy cantando victoria, pues hay más de 100 órdenes ejecutivas que mandará al Congreso. Muchas de ellas pasarán y otras no, a pesar de contar con mayoría republicana. Los temas son diversos: inversiones, criptomonedas, tecnología, seguridad, migración, etc. Por lo pronto, su día inaugural no fue lo explosivo y caótico que muchos creían.
Esta semana, además de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, tenemos reportes corporativos. Destacan Netflix, Charles Schwab, 3M, Procter & Gamble y American Airlines.
En la agenda local, lo más destacado será la interacción con el recién llegado líder y la publicación de inflación para la primera quincena de enero.
De momento, el tipo de cambio reacciona de manera favorable y el nuevo rango de operación está en torno a 20.50 pesos por dólar. Hay que mantener la calma. Si llega la volatilidad, aprovecharla puede ser muy atinado. Mientras tanto, habrá que evitar cambios mayores a esas estrategias en las que nos ha ido muy bien.
Me despido con mucha alegría ante la real posibilidad del cese el fuego en Gaza. Ojalá se materialice y respete.