Los mercados financieros globales han mejorado su comportamiento respecto a lo que se vivió a principios de abril, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó su política arancelaria con su Día de la Liberación. Las bolsas han mejorado, los índices que más sufrieron (que fueron los de los Estados Unidos) prácticamente se han recuperado, después de pérdidas enormes: el S&P 500 cayó 15 por ciento y solo solo pierde 3 por ciento; el Nasdaq bajó más de 20 por ciento y a la fecha solo registra una minusvalía de 6 por ciento.
Pero no solo los mercados de capitales han mejorado, el de bonos —que es mucho más grande que el accionario— también muestra mayor estabilidad. A principios de abril hubo ventas masivas de bonos del Tesoro de EU que impactaron en los precios, empujando los rendimientos hacia arriba, lo cual preocupó mucho por el efecto de esto en el costo de financiamiento de una deuda que ya representa 120 por ciento del PIB.
Además, el dólar que se había devaluado respecto a sus pares: euro, yen y libra, ha recuperado terreno; sin embargo, no se puede cantar victoria. Aún quedan muchas negociaciones arancelarias pendientes, solo por mencionar algo, la que se iniciará la próxima semana con China —en Suiza— será de la mayor importancia, y ni qué decir de la que está pendiente con la Unión Europea.
México aún tiene mucho camino por recorrer, Trump señaló que no cancelará el T-MEC, pero que sí lo revisaría a fondo en 2026, aunque en realidad ya lo está haciendo al querer subir el contenido regional para los autos, de 75 al 85 por ciento, lo cual contraviene lo escrito y firmado en el tratado.
Además, no podemos dejar de lado lo impredecible que es el presidente estadunidense, y no solo eso, lo que más preocupa es lo irreflexivo que es, por lo cual muchas de las decisiones que toma las tiene que echar para atrás porque no las analiza con el debido cuidado, sino actuando por impulso, sin pensar en las posibles repercusiones.
Hasta ahora nadie se le ha parado enfrente para moderar su conducta y sus acciones; al día de hoy, el único contrapeso visible es el comportamiento de los mercados que actúan y reaccionan en forma negativa cuando las decisiones no parecen correctas.
Por fortuna, los mercados financieros le han mostrado sus aciertos y errores, gracias a ellos lo hemos visto moderarse y rectificar muchas decisiones claramente equivocadas; además, las encuestas de la opinión pública lo han tocado. A todas luces el manejo de la economía lo ha hecho perder popularidad, la gente empieza a estar descontenta con él, y si sigue así, que nadie tenga duda de que perdería el control del Congreso en las elecciones intermedias; favorablemente, estos equilibrios no se han perdido.
Reitero, las cosas han mejorado, pero todavía no podemos cantar victoria.