La relación con Estados Unidos es fundamental para México por temas no solo económicos sino también sociales, geopolíticos, culturales y de estrategia de desarrollo en diversos ámbitos de cooperación.
Debemos tener claro que en la región a todos nos conviene coordinarnos para lograr sacar adelante los retos comunes a enfrentar, por un lado los que tenemos identificados como lo son la inseguridad derivada del narcotráfico y que ha contaminado a la mayoría de los países de la región y por otro el tema migratorio que no se puede entender y mucho menos resolver desde una perspectiva nacional pues requiere una visión integral y multinacional que permita coordinación en cuanto a la prevención, atención a las causas, coordinación entre países, regulación y otros factores que se deben trabajar desde la perspectiva de la cooperación internacional pero operada en lo local.
Podemos tener muchos desacuerdos, pero no podemos permitir el retroceso, debemos encontrar la fórmula correcta desde una visión cuatro hélices, es decir en equipo y colaboración el gobierno, la empresa, la academia y la sociedad en general que nos permita hacer planteamientos que protejan lo que hemos avanzado y que al mismo tiempo puedan representar un valor agregado para nuestros vecinos del norte.
Lo peor que podemos hacer es creernos el cuento de que no nos necesitamos por qué el día a día nos demuestra lo contrario y bien organizados podemos lograr ser ese bloque igualitario al que tanto hemos aspirado desde la época de los noventas. Si nos comparamos con países tercermundistas por supuesto que nos sentiremos del primer mundo, pero si lo hacemos con el primer mundo entenderemos lo mucho que nos falta, así que tener de aliados y socios a países como Canadá y Estados Unidos ha sido algo bueno para México pues está relación de cierto modo nos ha obligado a avanzar, garantizar estándares que jamás hubiéramos soñado en temas de calidad, precios, garantías, cadenas de valor, salarios (aceptando que aún tenemos un camino largo por recorrer) estoy convencida que si nos juntamos con los mejores tarde o temprano estaremos a la par de ellos, quizás suena muy positiva mi postura, pero la realidad es que está relación nos ha impulsado a tener que ser más competitivos y eso se agradece.
La inercia de américa desde el sur hasta el norte debe ser de fortalecernos los unos a los otros como el gran bloque que somos y de intentar que el vecino prospere entendiendo que si a ellos les va bien, a nosotros también, y eso aplica para todos.