Para mis estudiantes
Defensor de la vida, Nietzsche atentó contra las costumbres y los valores que la deprimía, oprimía u obstruía. Pero traduttore, traditore: al traducir Übermensch como “superhombre”, se quedó una idea errónea de la propuesta nietzscheana. Übermensch es más bien lo ultrahumano o sobrehumano. Pero, ¿a qué se refiere esa idea? Se trata de una propuesta, más que de una persona; se trata de sobrepasar lo que hasta ahora ha sido el ser humano en el ámbito de lo moral.
El ser humano siempre ha buscado una guía para su acción y, por lo general, la ha encontrado en Dios o en las leyes que rigen la sociedad en que nació. Sobrehumano es aquel que es capaz de romper con esa forma de ser y crear nuevas tablas de valores, nuevas leyes que resulten benéficas para la vida. La vida y su creatividad son los grandes valores en el pensamiento de Nietzsche: todo lo que atenta contra la fortaleza vital, tiene por lo mismo un valor negativo.
Sobra decir que Nietzsche no considera los valores vigentes como los adecuados para una vida fuerte: el cristianismo, que para él es “platonismo para el pueblo”, deprime la vida. La deprime porque tiene enojo con la sensibilidad, enojo con los sentidos, con el cuerpo. Tomemos grosso modo el racionalismo de Platón tan claramente expuesto en Fedón: es menester controlar, dominar al cuerpo y sus males, para cultivar la santidad de la psique, dice Platón. Este enojo contra la sensualidad, contra la sensibilidad y contra el cuerpo, en el cristianismo se radicalizó.
Para Nietzsche la vida, esta vida terrenal, es sagrada en sí misma y no requiere de instancias ajenas para justificarla o para encontrarle un sentido. Pero al decir “vida”, ¿a qué vida nos referimos? Ciertamente ahí es donde se abre el espacio para un sinfín de interpretaciones: ¿es mi vida?, ¿es la vida de todo ser humano?, ¿es la vida en general? Para Hitler fue la vida de la supuesta raza aria, lectura que Nietzsche nunca hubiera tolerado. Para algunos exégetas se trata de la propia vida, la vida de la persona que se lanza como anarquista a ser Übermensch. También podemos pensar en la vida en general; la lectura de Nietzsche permite también ese experimento.
Lo que supera lo humano a nivel ético es la capacidad de cortar las ataduras con la moral actual para lo más importante: crear una nueva moral humana, no divina, que por lo mismo pueda aceptar ser cuestionada y se asuma en devenir. Solo así no se anquilosa la moral, como lo hace cuando se asume como creación divina, absoluta, eterna.
De modo que más que hablar del superhombre nietzscheano, deberíamos hablar de lo suprahumano, lo sobrehumano o ultrahumano. El equívoco inicia cuando no se comprende que la propuesta del Übermensch en Así habló Zaratustra, es, como todo en esa obra, una metáfora.
No cabe duda: Así habló Zaratustra es un libro para todos y para ninguno.
Dra. Paulina Rivero Weber
Profesora Titular Definitiva de la Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Nacional Autónoma de México