Desarrollo articulado de los pueblos

Ciudad de México /

El papa Benedicto XVI escribió su encíclica "Cáritas in vertate"  o “caridad en la verdad” en español, recordando de modo muy especial al papa Pablo VI, que a su vez había escrito la "Populorum progressio" acerca del progreso de los pueblos y afirma que Pablo VI "tenía una visión articulada del desarrollo". La reflexión sobre este tema puede beneficiarse de dicha visión articulada.

Algo está articulado cuando las partes que lo componen se combinan adecuadamente. De forma análoga al cuerpo, se puede decir que las partes se unen a través de articulaciones que les permiten su propia movilidad y al mismo tiempo mantienen la unidad con el conjunto. Así, al referirse al desarrollo, a mediados del siglo pasado, se puede encontrar que se deseaba primero que los pueblos superaran cuatro problemas: hambre, miseria, enfermedades endémicas y analfabetismo. Esto implicaba participación de los pueblos en la economía internacional, sociedades solidarias, formación política y democracia. Todos los aspectos debían relacionarse entre sí y se necesitaba que mejoraran armónicamente, por lo que este ideal se presentaba precisamente como una visión armónica del desarrollo.

El papa Benedicto se pregunta si lo que esperaba Pablo VI se había cumplido y, naturalmente, la respuesta es relativa, porque en el mundo se han logrado ciertas metas en algunos aspectos, pero otros siguen existiendo, o incluso se agudizan, graves problemas. Reconoce Benedicto que "estaba fundada la preocupación de la Iglesia por la capacidad del hombre meramente tecnológico para fijar objetivos realistas y poder gestionar constante y adecuadamente los instrumentos disponibles. La ganancia es útil si, como medio, se orienta a un fin que le dé un sentido, tanto en el modo de adquirirla como de utilizarla. El objetivo exclusivo del beneficio, cuando es obtenido mal y sin el bien común como fin último, corre el riesgo de destruir riqueza y crear pobreza".

Lo que Pablo VI deseaba era un crecimiento real que se pudiera extender a todos y que se pudiera sostener. Pero Benedicto observa que "es verdad que el desarrollo ha sido y sigue siendo un factor positivo que ha sacado de la miseria a miles de millones de personas y que, últimamente, ha dado a muchos países la posibilidad de participar efectivamente en la política internacional. Sin embargo, se ha de reconocer que el desarrollo económico mismo ha estado, y lo está aún, aquejado por desviaciones y problemas dramáticos, que la crisis actual ha puesto todavía más de manifiesto". En otras palabras, en este siglo XXI seguimos con el reto del auténtico desarrollo.

Pedro M.Funes Díaz

Doctor en Teología


  • Pedro Miguel Funes Díaz
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