He vivido con absoluto desconcierto y desazón hechos como la salida casi intempestiva de Fernando Gago, a cargo de uno de los dos equipos de mayor convocatoria de la Liga Mx, cuando recibió un llamado de Boca Juniors para ir a sustituir al entrenador que recién habían destituido.
Y he reconocido también cierto orgullo y satisfacción cuando se confirmó, hace unos días, la llegada a un equipo de nuestra máxima competición futbolística, en este caso el León, de una leyenda como el colombiano James Rodríguez.
Me gusta mucho también que el Cruz Azul sea capaz de quitarle a la Major League Soccer de los Estados Unidos, a una de sus máximas figuras, el polaco Mateusz Bogusz.
Pero cuando me entero que es prácticamente un hecho que el portero Tiago Volpi, uno de los extranjeros de mejor calidad de nuestro futbol, es probable que deje a los Diablos Rojos del Toluca, por el llamado del Gremio de su país, me regresa un sentimiento amargo.
¿En dónde realmente está situada la Liga Mx, en términos de poderío financiero y atracción competitiva?
¿Cómo se explica que un equipo como Boca Juniors pueda arrebatarle hace unos meses, en el momento que quiso, su entrenador a uno de los dos más grandes del futbol mexicano? ¿Por qué a Volpi le puede sonar más atractivo ir a sustituir al veterano Agustín Marchesín, que del Gremio se fue también al Boca Juniors? En ambos casos con el torneo ya iniciado y ganando, hasta donde se sabe, un sueldo envidiable en México.
¿Por qué James quiso venir al León y no regresar a su país, donde lo esperaban con devoción? Porque le van a pagar muy bien y porque el León va a jugar el nuevo mundial de clubes en junio.
¿Por qué Bogusz dejó al poderoso Los Ángeles Football Club y no quiso escuchar la oferta del nuevo integrante de la MLS, el equipo de San Diego? En este caso el Cruz Azul no jugará más que la liga local y la Concachampions?
Ojalá los propietarios de equipos en México entiendan que urge ganar más batallas de estas.