Sonaré un poco o para algunos hasta muy iluso, pero yo hubiera esperado que en la presentación del plan de trabajo de la Selección Mexicana de Futbol rumbo al Mundial del 2026, del que seremos coanfitriones, se diera una muestra diáfana e inapelable de unidad y respaldo.
Los simbolismos son fundamentales aun en un deporte negocio como el del futbol. Y más cuando se entremezclan en él valores ligados a la patria, a la bandera y a los colores nacionales.
No se deja, como sucedió hace unos días, prácticamente solo al director técnico de la Selección. El entrenador, en este caso Javier Aguirre, es una pieza más en todo este entramado. Muy importante, nadie lo puede dudar, pero este hombre no puede aparecer como el máximo responsable de un proyecto que para que dé los resultados anhelados requiere la colaboración y el aporte de todos los personajes importantes que constituyen este negocio.
Aguirre dio una conferencia de prensa el martes pasado a los reporteros de la fuente. Días antes dio entrevistas particularizadas a periodistas de las televisoras que cuentan con derechos de transmisión de los juegos del representativo nacional. Y el miércoles se reunió para una plática off the record con algunos periodistas más que entran en el rango de columnistas o editorialistas.
Todo para hablar de lo mismo. De lo que él quiere y de lo que él busca. Sí, con el directivo Duilio Davino a su lado. Un ex jugador que cuenta más con un perfil técnico que otra cosa y con un rol de bajo perfil.
¿Por qué no preparar un evento con buena producción escénica que muestre la unidad requerida entre directivos de las distintas corrientes? ¿No es momento de demostrar que los Jesús Martínez, Alejandro Irarragorri, Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas, Amaury Vergara comparten y firman un mismo proyecto? Además, claro de los representantes en el futbol de las poderosas empresas Femsa, Cemex, Grupo Caliente, Cruz Azul, entre otras..
¿Por qué dejan solo a Aguirre?