El destino no es algo que nos espere en el porvenir, el destino es la vida de hoy, el destino es el presente. Esta es la primera lección que ofrece La voluntad invicta: de la guerrilla al compromiso democrático (Cal y Arena, 2025), las memorias de Jesús Zambrano. Memoria, de eso tratan esas páginas, añicos de recuerdos, recapitulaciones no pocas veces melancólicas y trágicas. Pero este libro también trata del optimismo de la voluntad para traer de nuevo aquel hilacho de Gramsci.
Un joven estudiante de físico-matemáticas de Sonora decide abandonar los estudios y dejar su casa para incorporarse a la lucha armada y formar parte de esa generación que dejaba atrás el año de 1968 convencida de que no existía camino alguno para la participación en la vida política que no fuera la violencia. Estamos en el año de 1974, el paroxismo de la Revolución cubana, la locura del marxismo-leninismo, la dictadura del proletariado.
Los años setenta. En ese entonces un joven de 18 años se acercaba a su terrible sueño: asaltar el cielo. En una casa de seguridad, dos jóvenes guerrilleros de la Liga 23 de septiembre son arrestados por las fuerzas de seguridad del régimen de Echeverría. Uno de ellos, Zambrano, recibe un tiro en el rostro y salva la vida milagrosamente.
Mientras leo a Zambrano, me pregunto algo que me interesa a todas horas: ¿cómo se vivía en México? En esos días José José cantaba “Cuando tú me quieras” y veíamos en la muestra del cine Roble Quadrophenia tocada e interpretada por The Who. Según Pilar González Aizpuru, la población de la capital era de 8 millones 500 mil almas. Una nueva moral sexual transformaba la intimidad mexicana.
La voluntad invicta es un registro personal de la izquierda en México como la recuerda, la vivió y la cuenta Zambrano. Uno puede o no estar de acuerdo con él en algún capítulo, o momento culminante de la vida política, pero nadie podrá negar, sin sectarismo o dogmatismo confeso, que la trayectoria de Zambrano se inserta en la construcción de la democracia en México. Un largo viaje, en efecto, de la guerrilla al compromiso democrático.
Al cerrar el libro de Zambrano pensé: el lunes 1 de junio de 2025 después de la simulación delirante de la elección del Poder Judicial, la división de poderes habrá muerto y con ella la democracia en México. Los errores políticos, los abusos del obradorismo o la mala fortuna, que también juega sus cartas, nos obligarán a abrir una puerta hacia la oscuridad.