La ratificación del triunfo electoral de quien se convertirá, a partir del próximo primero de octubre, en la primera mujer que gobierne en la capital de Jalisco desde su fundación, estuvo precedida por otra decisión histórica por parte de Verónica Delgadillo: no se le renovará el contrato de concesión ni se le concederá la prórroga solicitada por la empresa Caabsa Eagle, responsable del servicio público municipal de limpia, recolección, traslado, tratamiento y disposición final de residuos en Guadalajara.
Los desafíos de tal decisión no son menores y la presidenta municipal electa lo sabe: “tenemos claro por los retos que hoy tiene la Ciudad, que demanda un nuevo modelo para la gestión integral de la basura. Este nuevo modelo no es compatible con la renovación de la concesión con Caabsa” (**Mural, 20 de septiembre).
El diagnóstico debe ir más allá del sentido de urgencia que ciertamente enfrentará el equipo de gobierno municipal para responder efectivamente a la inmediatez del imperativo de mejorar en las colonias tapatías el servicio público de limpia, recolección y traslado a partir del día siguiente de la conclusión de la concesión vigente hasta el 17 de diciembre de este año.
Al menos dos factores de éxito resultan imprescindibles incorporar en el diagnóstico. El más evidente, por supuesto, es la condición de transterritorialidad del servicio público que impone a las autoridades municipales la indispensable elevación del asunto a la escala de la política metropolitana. Los déficits que presenta hoy el servicio público, particularmente en lo concerniente al tratamiento y disposición final de residuos, se explican por el constreñido margen de maniobra en la arena metropolitana para los acuerdos políticos que aseguren las condiciones del servicio sostenibles a largo plazo.
Aunque es menos evidente, el segundo factor resulta crucial para el nuevo modelo. Las distorsiones que se fueron presentando a lo largo de 30 años de relación contractual entre agente concesionario y autoridad municipal obedecen a una constante: la sistemática exclusión que se hizo del actor principal. Un nuevo modelo de gestión pasa por una gobernanza que incluya a sus destinatarios.