Para Majo
Estas palabras calaron fuerte entre quienes escuchamos el testimonio de María José Parra Navarro, una joven víctima de violencia y quien aceptó valientemente hablar acerca de la sucesión de violencias que ha experimentado a su corta edad. El testimonio de esta joven fue el caso que detonó la conversación entre quienes nos dimos cita en El Colegio de Jalisco el pasado 15 de agosto, fecha de cumpleaños de Majo. Una auténtica puesta en común sobre las violencias cotidianas que cruzan nuestra vida asociada.
Tras el estupor inicial que el testimonio de Majo causó en sus atentos oyentes, la conversación entre panelistas y el público nos fue conduciendo no sólo a constatar la fortaleza interior de nuestra protagonista, quien se definió así misma como una persona resiliente. Definitivamente el testimonio de Majo resonó aquellas reflexiones que me compartiera recientemente mi estimada maestra de vida Gabriela Sierra precisamente sobre la fortaleza interior que se basa en tres condiciones de la existencia humana: 1) la resiliencia, esa capacidad para vivir y crecer interiormente a pesar de las dificultades de la vida; 2) la autotrascendencia, esa posibilidad humana de ampliar nuestra mirada más allá de nuestro ámbito, y 3) el sentido de la vida, cuya importancia nos la reveló Víctor Frankl a partir de las reflexiones y escritos en torno a su propia experiencia en los campos de concentración Nazi.
El testimonio de Majo nos revela la fuente de la auténtica fortaleza: aquella que proviene del reconocimiento de nuestra muy humana fragilidad. Una revelación que definitivamente contrasta con aquella otra visión que predomina en la sociedad en la que nos hemos educado y la cual insiste en contraponer fuerza y debilidad: la sociedad siempre nos invita a reconocer nuestras fortalezas y nos educa para negar y ocultar nuestras debilidades. Quizás sea tiempo de cambiar nuestra perspectiva sobre la manera en que hemos conducido desde la perplejidad ante los desafíos nuestras conversaciones acerca de los problemas públicos y comencemos a dialogar desde la mirada en nuestras fragilidades para escuchar nuestras libertades y esperanzas. ¡Feliz cumpleaños Majo